Mario Schindler: "Para producir más con menos el mejoramiento de semillas es fundamental"

Mario Schindler: “Para producir más con menos el mejoramiento de semillas es fundamental”

Apenas una semana después de haber sido designado como futuro ministro de Agricultura, en ANPROS tuvimos la oportunidad de conversar directamente con Esteban Valenzuela, y agradecemos la disposición que tuvo para reunirse con nosotros, tan pronto, en un webinar. Junto a él y diversos representantes del mundo rural, pudimos revisar los desafíos del sector a […]

penas una semana después de haber sido designado como futuro ministro de Agricultura, en ANPROS tuvimos la oportunidad de conversar directamente con Esteban Valenzuela, y agradecemos la disposición que tuvo para reunirse con nosotros, tan pronto, en un webinar. Junto a él y diversos representantes del mundo rural, pudimos revisar los desafíos del sector a partir de marzo.

No le escondimos nada. Le dijimos abiertamente que los productores de semillas, origen de al menos el 98% de los alimentos que se producen en el país, estamos profundamente preocupados por el futuro no sólo de nuestro sector, sino de la agricultura en general.

El origen de esta preocupación es evidente. En los últimos días, la Convención Constitucional ha aprobado una serie de normas que son francamente perjudiciales para el desarrollo de la actividad semillera y para la producción de alimentos. De prosperar estas propuestas, las más afectadas serán las personas, las familias y las comunidades, que se encontrarán con alimentos más escasos, menos diversos, de menor calidad nutricional y derechamente más caros, al provenir de cultivos más propensos a enfermedades y al cambio climático.

Desde nuestra mirada, las normas 113-5 sobre soberanía alimentaria y la 521-5, que garantiza la protección de las semillas como patrimonio natural vivo, ambas aprobadas en general en la Comisión de Medio Ambiente, generan al menos cinco graves riesgos para el derecho a la alimentación.

El primero es establecer que solo campesinos, recolectores artesanales y los pertenecientes a pueblos originarios serán los “actores esenciales” de la producción de alimentos en el país, dejando fuera de esta categoría a cientos de miles de agricultores del país que contabilizó el Censo 2007. Un impacto directo en la producción de alimentos, el empleo y la forma de vida de miles de familias.

Un segundo riesgo es definir que el objetivo de la agricultura será “la producción de alimentos para el consumo interno”. Esta restricción implica alejarse radicalmente de lo señalado por organismos internacionales como la FAO, que apuntan al derecho de las personas a acceder a una alimentación segura, nutritiva y en cantidad suficiente, para satisfacer sus requerimientos nutricionales y preferencias alimentarias. Esto implica, necesariamente, una política de fronteras abiertas, donde el intercambio comercial es crucial para abordar estas necesidades y los desafíos que la crisis climática plantea a nivel global.

Mario Schindler: "Para producir más con menos el mejoramiento de semillas es fundamental"

En tercer lugar, está el transformar todas las semillas en patrimonio común, poniendo fin a la propiedad privada y a cualquier forma de propiedad intelectual, lo que elimina cualquier incentivo para desarrollar nuevas variedades en Chile y limita el acceso a las mejores variedades desarrolladas en todo el mundo.

La tarea hoy es producir más con menos y el mejoramiento vegetal es fundamental para el desarrollo permanente de cultivos con mayor rendimiento, que se adapten a la crisis climática y que resistan enfermedades y plagas. Un ejemplo claro es el del trigo, que con 220 mil hectáreas cuenta con la mayor área de cultivos en Chile: en 1980 tenía un rendimiento de 1.700 kilogramos por hectárea y hoy de 6.200 kilogramos.

Un cuarto riesgo es doble, al entregar al Estado el control total de las técnicas de fitomejoramiento y al cerrar constitucionalmente las fronteras a la importación de avances tecnológicos en materia alimentaria. La revolución del conocimiento y los cambios que está experimentando la producción de alimentos en todo el mundo, a través del desarrollo tecnológico, son quizás la mayor esperanza para garantizar que las naciones del planeta podrán derrotar el hambre, incluso en un contexto de crisis climática.

Por último, propuestas como las de establecer “un mínimo de al menos doce kilómetros de distancia entre un cultivo que utilice sustancias químicas sintéticas y una población humana o un cultivo de semillas limpias”, obviando incluso esta última cuestionable definición, hace prácticamente imposible la agricultura, fruticultura, ganadería y otras formas de producción de alimentos en el país, pues todas ellas, de una u otra forma, utilizan fertilizantes, productos fitosanitarios y muchos otros productos.

Los riesgos no son sentencias, es cierto, y aún restan algunas semanas de debate en la Convención Constitucional. Sin embargo, creemos que es urgente que las palabras del futuro ministro Esteban Valenzuela, al señalarnos que él apostará por una agricultura del “y”, en que es posible la coexistencia entre las diversas formas de desarrollo, ancestrales y modernas, sean lo suficientemente potentes para equilibrar el debate en su tramo final. Para eso será fundamental también que se concrete pronto su anuncio de una nueva convocatoria a una mesa de semillas, que permita, tal como en el pasado reciente, en gobiernos de diverso color político, un diálogo técnico, reposado y con cable a tierra con el mundo rural.

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ANPROS, Fedefruta y Agrícola Nacional realizan cabildo ante avance de normas que impactan a la agricultura en la Convención

Aunque reconocen que las propuestas aún no se zanjan en el pleno, afirman que “hay un estado alerta, hay una preocupación por los textos, por las normas, por los artículos que se están conversando y vamos a ver si se van a aprobar o no”.

 La comuna de San Clemente, en El Maule, fue el punto de encuentro para el cabildo que se realizó en conjunto con Fedefruta y Agrícola Central, a propósito de la preocupación que genera en el sector agrícola el avance de una serie de normas en la Convención que, de aprobarse, aseguran tendrían un grave impacto en el mundo rural y en la provisión de alimentos a nivel nacional, de cara a los próximos años.

En la actividad,  un cabildo autoconvocado por agricultores de la zona, se congregaron representantes locales, como el presidente de la Asociación Agrícola Central, Luis Urrutia, así como los máximos representantes nacionales de Fedefruta, con su presidente Jorge Valenzuela, y de la Asociación Nacional de Productores de Semillas, ANPROS, representada por su primer vicepresidente, Ricardo Behn.  

Entre las propuestas que generan mayor preocupación en el mundo agrícola se encuentran aquellas que apuntan a los derechos de agua y su aprovechamiento, las que distinguen a los productores de acuerdo a su tamaño o pertenencia a pueblos originarios entre “esenciales” y no esenciales para la agricultura, así como aquellas que generan desincentivos al mejoramiento de semillas o derechamente apuntan a un rol predominante del Estado respecto a qué y cómo se cultivará y sobre la forma en que se comercializarán los alimentos, incluyendo restricciones para la exportación e importación de productos e insumos vegetales.    

Para Ricardo Behn, “aquí hay medidas que, de prosperar, podrían poner en jaque la agricultura” y por esto afirma que entre los productores de todo el país “hay un estado alerta, hay una preocupación por los textos, por las normas, por los artículos que se están conversando y vamos a ver si se van a aprobar o no, pero está definitivamente la gente pendiente de las decisiones que tomen los convencionales”.

Por su parte, Jorge Valenzuela apunta que desde Fedefruta han visto una desconexión entre el debate en la Convención y la realidad del mundo rural. “Creemos que no hemos sido escuchado de la forma adecuada. Hay mucho desconocimiento del mundo rural. Por lo tanto, invitar a los constituyentes a que se acerquen al agro, a que conozcan el día a día de cómo vive, cómo funciona el ecosistema rural, la relación entre los distintos productores, entre la comunidad, entre la industria”, afirmó.

Desde los distintos sectores del agro, se espera que los agricultores se informen,  debido a que la comisión de Medio Ambiente de la Convención comenzará a votar en particular las normas relativas a la agricultura y la alimentación, como el paso previo a su definición en el pleno.

En ese sentido, Valenzuela subraya que “hoy día estamos preocupados y nos vamos a ocupar de poder comunicarle a todos los agricultores y agricultoras de Chile respecto a temas que de verdad pueden afectar el quehacer agrícola, el día a día y la vida en el mundo rural”.

Por su parte, Luis Urrutia, de Agrícola Central, afirma que lo más complejo es acceder a información de lo que se está debatiendo. “La barrera digital es tremenda. Nosotros no estamos iluminados por internet en todas las zonas rurales por lo que la desinformación es gigante. Hoy día queremos salir a comunicar y a contar nuestra forma, nuestra forma de vida, nuestras tradiciones, nuestra cultura y principalmente lo que hacemos. Alimentar cuatro veces al día la mesa de todos los chilenos y de gran parte del mundo”.

Finalmente, Ricardo Behn adelantó que buscarán “congregar agricultores, la gente del mundo rural, para tomar conciencia de lo que se está escribiendo en este momento. Aquí estamos escribiendo la Constitución de los próximos 50 años y es importante que las personas tomen conciencia de que pueden ser afectadas por esta norma, tanto en su trabajo como también en el impacto en la producción de alimentos”.

 

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FELICIDADES AL COMITÉ ARICA PARINACOTA DE ANPROS, EN SU DÉCIMO ANIVERSARIO


En este día especial, felicitamos al Comité de Arica y Parinacota en su décimo aniversario. Nos llena de orgullo el trabajo que realizan a diario. ¡Gracias por su gran aporte!

Este comité está compuesto por siete empresas dedicadas a la producción de semillas de investigación y su foco ha sido contribuir al progreso y desarrollo de la agricultura en la región, promoviendo la sustentabilidad de la actividad semillera y la actualización de las buenas prácticas en procesos comunes.

El trabajo que han realizado estos 10 años ha sido en un marco de cooperación con las autoridades regionales, asociaciones de agricultores, universidades y centros de formación técnica, estableciendo redes de cooperación y estrategias conjuntas para el progreso de la región. También ha tenido un fuerte foco social y de soporte a la población que le ha permitido acercarse a la comunidad, con acciones como la donación de un generador para el colegio Payachatas de Caquena, la sanitización de calles durante la pandemia, eventos como el Puertas abiertas ANPROS, que muestra al público las prácticas que realizan las empresas semilleras instaladas en la Región, entre muchas otras actividades.

El compromiso del comité en la zona ha ido de la mano con el desarrollo educacional de la agricultura, para lo cual participa activamente en consejos asesores de entidades educacionales del área agronómica y realiza capacitaciones, pasantías y talleres a distintos grupos. Adicionalmente, existe un acuerdo entre las empresas e instituciones para recibir alumnos en práctica durante todo el año.  

La actividad semillera en la región cuenta con una base de colaboradores que alcanza las 300 personas, donde 55% es de género femenino, llegando a un peak de 2000 personas en temporada de verano. Dentro de estos trabajadores, existen muchos egresados de universidades, CFT y escuelas agrícolas de Arica.

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¡Felicitamos al Comité de Arica y Parinacota en su décimo aniversario!

Desde allá nos llega esta linda imagen de su gente haciendo lo que ama. Nos llena de orgullo el trabajo que realizan a diario.

¡Gracias por el gran aporte que hacen en la región! 

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Cae la superficie agrícola, pese al avance de frutales

 
Paloma Díaz

Luego de varias postergaciones por falta de recursos y el inesperado covid, la recolección de datos para el VIII Censo Agropecuario y Forestal que se realizó entre marzo y julio del año pasado, usando por primera vez herramientas respuestas presenciales y online, arroja sus resultados preliminares.

Tomando en cuenta las respuestas de 176.570 productores silvoagropecuarios, que abarcan unos 56,2 millones de hectáreas, los datos muestran una caída de 8% en la superficie de uso agrícola, con disminuciones en prácticamente todos los rubros, salvo la fruticultura, que crece 23% entre 2007 y 2021.

“Si bien ha disminuido la superficie, gatillada principalmente por la disminución de praderas naturales y mejoradas, y plantaciones forestales y bosques nativos, vemos un aumento de la superficie cultivable en 12%, la cual es destinada a la producción de alimentos”, señala María José Irarrázaval, directora de Odepa, entidad que encargó la ejecución del censo al Instituto Nacional de Estadísticas (INE).

En ese sentido, destaca que la disponibilidad de alimentos se ha mantenido sin dificultades los últimos años, lo que se refleja en los resultados del último Índice de Seguridad Alimentaria Global (GFSI, por su sigla en inglés), donde Chile se ubica en el puesto 28 a nivel global, siendo el segundo de Latinoamérica.

“Claramente, la actual situación de falta de agua y suelo ha hecho que las decisiones de plantaciones y siembras hayan ido cambiando, pero la menor superficie no se traduce en menos alimentos, sino que en más y más diversos, por la mayor eficiencia y uso de tecnología”, dice.

Pese a la caída en la superficie, el sector crece en términos económicos, ya que el Producto Interno Bruto (PIB) silvoagropecuario de 2020 fue 15% mayor que el del año 2007.

Los datos completos del censo se darán a conocer durante el segundo semestre de este año, detallados por regiones y comunas, con toda la información consultada –que por primera vez incluye preguntas sobre manejo sustentable y uso de tecnologías–, por lo que según gremios y productores aún es temprano para realizar análisis en profundidad.

Sin embargo, entre los datos que más preocupan está la disminución en la superficie declarada bajo riego, probablemente como efecto de la sequía, y una nueva caída en la masa ganadera bovina, además de la baja participación de mujeres en los empleos permanentes del sector, que solo llega al 5% a nivel nacional.

Ganadería a la baja

Sin conocer los datos del último censo, uno de los temas recurrentes entre los productores bovinos es cómo aumentar la masa ganadera del país, que ha decaído fuertemente desde los años 70 y que actualmente solo llega a 2,5 millones de cabezas, con un retroceso de 33% respecto de 2007, aun cuando se trata de un sector que sigue siendo la principal fuente de ingresos para el 35,7% de las Unidades Productivas Agropecuarias (UPA) consultadas.

“La masa ganadera viene en descenso desde hace años por distintos factores, donde uno de los principales es que los pequeños y medianos ganaderos, que concentraban en torno al 60% de la masa, se han ido del rubro tanto por cambios de uso del suelo como por la mala rentabilidad”, explica el presidente de Fedecarne, Ignacio Besoaín.

También cree que han faltado incentivos y políticas públicas para que los ganaderos retengan vientres y así aumentar el volumen de bovinos para la producción de carne y leche, ya que muchos productores aprovecharon las exportaciones de animales en pie de los últimos cinco años para liquidar su negocio y cambiar de actividad definitivamente.

“Recién en los últimos años hemos tenido alzas de precios importantes en el mercado nacional, un mayor reconocimiento de la calidad de la carne chilena y nuevas alternativas de exportación para hacer más atractivo el rubro, pero los cambios son lentos y si se logra aumentar la masa ganadera lo vamos a ver en el largo plazo, aunque creemos que ese eventual cambio todavía no existe”, plantea.

La contracción de esta actividad no solo se refleja en la caída del volumen de bovinos, sino que en una baja en la superficie destinada a praderas naturales y manejadas, donde la fuerte participación que ha alcanzado la carne importada en el consumo nacional, que se acerca al 70%, también tendría un rol importante.

“El mercado de la carne estuvo por mucho tiempo con precios muy deprimidos, debido a una muy mala competencia con carne de otras calidades proveniente de países del Mercosur, lo que llevó a que muchos ganaderos decidieran abandonar la actividad”, afirma el secretario general de la Sociedad de Fomento Agrícola de Temuco, Andreas Köbrich.

También plantea que para el segundo semestre será interesante saber qué ha reemplazado a la ganadería en esa superficie, para conocer qué impacto ha tenido sobre la agricultura temas como el avance de las parcelas de agrado, la política de compra de tierras de la Corporación Nacional de Desarrollo Indígena (Conadi) y las plantaciones forestales, entre otros factores.

“Ningún país se puede dar el lujo de disminuir su superficie agrícola, menos cuando estamos en un proceso de cambio climático en desarrollo y con una población mundial creciente”, advierte Andreas Köbrich.

Sequía golpea al riego

La superficie que los productores declaran bajo riego muestra una caída de 19% respecto de 2007, llegando a poco más de 900 mil hectáreas, algo que se atribuiría en buena parte a los efectos de la sequía durante los últimos 13 años, aunque los datos disponibles aún no muestran cuánto ha avanzado el sector en tecnificación.

“Lo que debería verse más afectado es el riego superficial, tanto por tendido como por surcos, que debería mostrar más pérdidas que el riego por goteo. En este momento se calcula que debería haber funcionando unas 350 mil hectáreas de riego tecnificado en Chile, de acuerdo con lo que se ha vendido e instalado, pero no sabemos cuánto de eso se ha perdido”, asegura Luis Gurovich, profesor de la Universidad Católica y socio de la Asociación Gremial de Riego y Drenaje (Agryd).

Según sus cálculos, entre las regiones de Atacama, Coquimbo y una parte de Valparaíso se habrían perdido unas 40 mil hectáreas de riego por goteo debido a la falta de agua, aunque no existen datos oficiales.

“Creo que hasta la VI Región el censo nos va a mostrar cambios importantes, como el abandono de terrenos, cambios de cultivos y un abandono de huertos que no estaban en su pleno potencial productivo, y que hoy no cuentan con suficiente agua”, proyecta Gurovich, junto con un fuerte retroceso en el abastecimiento de agua potable rural en diferentes regiones, donde advierte que el país enfrenta un retroceso de 40 años en cobertura.

La directora de Odepa añade que en el retroceso de la superficie total declarada bajo riego se suma la incorporación de especies y variedades que son más eficientes en el uso de los recursos y menos extensas en hectáreas.

“Un dato interesante que entrega preliminarmente el censo es que se evidencia un mayor rendimiento, ya que en 2007 la superficie con riego representaba el 40% del total cultivado, mientras que en 2021 esa superficie bajo riego representa el 49% del total”, afirma.

Frutales avanzan

Tras los resultados que muestran periódicamente los catastros frutícolas regionales del Ministerio de Agricultura, no es una sorpresa el avance de 71.644 hectáreas que muestran los frutales, 23% más que en 2007, siendo una de las pocas actividades que crece en superficie.

El crecimiento de este rubro no solo se explica por la mayor oferta de especies y variedades que tienen una rentabilidad atractiva y que se pueden desarrollar en nuevas zonas geográficas, sino que también por la mayor capacidad de los productores para asociarse y crear exportadoras, además de las oportunidades que han ofrecido los tratados de libre comercio impulsados por Chile.

“En este período está el efecto de la entrada en vigencia del tratado de libre comercio con China, por ejemplo, que ha impulsado un intercambio comercial importante, como el crecimiento de especies como la cereza”, dice el presidente de Fedefruta, Jorge Valenzuela.

También destaca que el avance del sector que muestra el censo debería impulsar el desarrollo de políticas públicas que apunten a la seguridad hídrica y la mayor promoción de las frutas chilenas en los mercados internacionales.

“Creemos que hay que aumentar el fondo de promoción de las exportaciones y que es importante incluir a más productores pequeños y medianos para que accedan a tecnologías y mercados, y seguir avanzando hacia manejos sustentables debido al cambio climático”, propone.

Sin embargo, advierte que los productores deben estar atentos al rol que va a tener el rubro en la discusión de la nueva Constitución, ya que considera que los incentivos para esta y otras actividades se definirán en parte dentro de ese proceso.

Fuente: El Mercurio Campo

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EL IICA LANZA CONVOCATORIA A STARTUPS QUE OFREZCAN SOLUCIONES DIGITALES PARA LA AGRICULTURA DE AMÉRICA LATINA Y EL CARIBE

Las startups que participen de la convocatoria y sean elegidas, podrán exponer durante la Semana de la Agricultura Digital sus innovaciones tecnológicas, acceder a charlas de alto nivel e intercambiar ideas con organizaciones multinacionales clave para la transformación digital.

El evento virtual de convocatoria a estas firmas será el próximo 25 de febrero a las 9 a. m. de Costa Rica (GMT-6) y allí se brindarán detalles y pasos a seguir por las startups interesadas en postularse.

Participarán dos referentes de primer nivel que apoyan al IICA en su iniciativa de agricultura digital: el profesor titular del grupo Conocimiento, Tecnología e Innovación de Wageningen University & Research de Países Bajos, Laurens Klerkx; y la CEO y co-fundadora de Agrosmart, Mariana Vasconcellos. Junto con ellos participarán el Director General del IICA, Manuel Otero, y otras autoridades del Instituto.

Las startups interesadas en la convocatoria tendrán del 25 de febrero al 5 de abril de 2022 para inscribirse.  Se elegirán 15, las cuales participarán en forma presencial de la Semana de la Agricultura Digital del IICA, en Costa Rica, donde podrán exponer sus innovaciones tecnológicas, acceder a charlas de alto nivel e intercambiar ideas con organizaciones internacionales clave para la transformación digital.

La selección final estará a cargo de un jurado especializado, compuesto por aliados estratégicos de la iniciativa, referentes del tema y funcionarios del IICA.

“La selección se basará en el potencial de las soluciones digitales para mejorar la producción, sostenibilidad e inclusión de los sistemas agroalimentarios. Además, se priorizará la factibilidad de implementar pilotos que usen la solución en distintos países”, detalló el especialista en Agricultura Digital del IICA, Federico Bert.

Las empresas escogidas también podrán desarrollar junto al Instituto proyectos piloto de uso de su solución en los estados miembros del organismo hemisférico especializado en agro y ruralidad.

Acerca de la Semana de la Agricultura Digital

Es un foro convocado por el IICA en el que startups y otros actores del sector tecnológico y agropecuario presentarán, propondrán y coordinarán ideas para la transformación digital de los sistemas agroalimentarios, espacio en el que además se busca difundir soluciones de tecnologías e impulsar su aprovechamiento en la agricultura.

Tendrá un formato híbrido: presencial en la sede central del IICA en San José, Costa Rica, y de manera virtual.

También participarán representantes de organizaciones que trabajan directamente con este tipo de empresas, así como de organizaciones públicas y privadas interesadas en la digitalización del agro.

Dentro de las temáticas que se abordarán están la Transformación digital: oportunidades y desafíos de una nueva era; Digitalización de la agricultura: barreras, impactos y perspectivas; Aprendizajes de una experiencia real de digitalización agrícola; y Roles y sinergias de actores públicos y privados en la era digital.

Se incluirán presentaciones de startups sobre soluciones digitales para aumentar la producción y la eficiencia, minimizar la huella ambiental y enfrentar el cambio climático, potenciar el comercio, las cadenas de valor y la cooperación de actores; y apoyar las decisiones y gestión de los agricultores a nivel productivo, económico y financiero.

Este es un esfuerzo que forma parte de la iniciativa hemisférica que lanzó el IICA denominada Misión Agricultura Digital en Acción (ADA), que apunta a promover una transformación digital dinámica e inclusiva de la agricultura de las Américas.

“El IICA tiene un foco fuerte puesto en la Agricultura Digital como uno de los elementos que permitirá la transformación de los sistemas agroalimentarios, entiende que las Agtechs son actores centrales en el proceso de digitalización y por eso las convoca”, añadió Bert.

En materia de agricultura digital el Instituto realiza múltiples acciones en alianza con otras organizaciones como Microsoft, BID Lab, Bayer, el Banco de Desarrollo de América Latina (CAF), Precision Development (PxD), Cooperativas de las Américas, el Department for International Trade, el Ministerio de Ciencia, Innovación, Tecnología y Telecomunicaciones (MICITT) de Costa Rica, el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) de Argentina, el Fondo Regional de Tecnología Agropecuaria (FONTAGRO), la Universidad de Córdoba de España y la Universidad Cenfotec.

Más información:
Federico Bert, especialista en Agricultura Digital del IICA.
federico.bert@iica.int

 

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Productores hortícolas recuperan invernaderos dañados tras postular al PAR Emergencia de Corfo

A un año de las lluvias los agricultores lograron reconstruir su infraestructura por una más innovadora y segura.

Un complejo escenario fue el que vivieron productores hortícolas en enero del 2021, luego que las intensas lluvias que se registraron en ese entonces destruyera su producción e infraestructura, quedando a manos atadas en plena temporada de cosecha.

A un año de la emergencia, los productores ya han logrado recuperarse gracias al instrumento PAR Emergencia de Corfo, beneficio que llegó a 27 agricultores hortícolas de O’Higgins, quienes ya han reconstruido en su totalidad los invernaderos caídos y así recuperar la producción que no pudieron comercializar producto de la emergencia.

“Este es el compromiso de Corfo con la reactivación económica en el sector hortícola y el arduo trabajo que se está realizando en pos de un rubro que se vio tremendamente afectado por la emergencia a finales de enero del año pasado. Estos proyectos de inversión son los que les permiten a los agricultores acceder a nuevas oportunidades de negocios”, indicó el director de Corfo, Emiliano Orueta.

Los productores beneficiados fueron de las comunas de San Vicente de Tagua Tagua y Pichidegua. De los 27, 15 postularon para hacer sus cultivos de tomates bajo el sistema de parrón bajo malla antiáfidos y los otros 12 fueron para  innovar en sus invernaderos y aplicar estructuras de madera y otros metálicos, con el fin de ser más resistentes ante cualquier eventualidad climática.

Al respecto, el representante de la consultora Clavijo Echague, quienes trabajan con los grupos de hortalizas de SAT de San Vicente y Pichidegua; Jorge Echague, indicó que “llegar a estos resultados fue un largo trabajo. Partieron las lluvias y comenzamos la comunicación con HortiCrece y Corfo, con la idea de una inversión que fuera en ayuda a los afectados”.

A esto agregó que “con estos beneficios se pudo articular una mayor ayuda para los productores, la que vino a cambiar un sistema de cultivo antiguo por uno  que hace que el negocio para los productores sea más rentable y sustentable en el tiempo”.

 

Beneficiados

Fernando Espinoza es unos de los productores beneficiados con el PAR de Corfo, instrumento que vino a dar un alivio a su producción en invernadero, ya que las pérdidas en su terreno fueron importantes.

 “Este es un beneficio bastante importante porque el año pasado con las lluvias tuvimos importantes pérdidas. Postulando al PAR pude gestionar un invernadero bajo malla, un sistema más innovador y que permite tener una producción más limpia, ordenada a la hora de cosechar mis tomates”, indicó.

 

 

 

 

 

 

Quien también fue beneficiado fue Juan Camilo Henríquez, productor de tomates que perdió todo para la emergencia del 2021.

“Cuando fue la lluvia y vimos cuánto perdimos fue muy triste, no teníamos ganas de nada, pero después de unos días nos hablaron de este beneficio y  postulamos ya que yo perdí tres hectáreas y se necesitaba recuperar en algo lo perdido”, indicó.

A esto agregó que con los fondos del PAR pudo volver a cosechar y “realizar un invernadero más moderno, antes era un sistema más rústico pero ahora tenemos un invernadero sin pestes, que es más seguro para nuestros tomates”.

 

 

 

 

 

 

 

 

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El Derecho a la Alimentación en riesgo: Cinco razones

En los últimos días, la comisión de Medio Ambiente de la Convención Constitucional ha aprobado una serie de normas que apuntan a la agricultura, directa o indirectamente, abordando materias como el derecho de propiedad, acceso al agua, modelo económico, etc.

 Dos de estas normas son directamente perjudiciales para el desarrollo de la actividad semillera y para la producción de alimentos:

  1. 113-5 Sobre Soberanía Alimentaria.
  2. 521-5 Sobre la protección de las semillas como patrimonio natural vivo y que incorpora la figura del guardador/guardadora, curador/curadora de semillas.

De prosperar estas normas, las más perjudicadas, además de la agricultura en general, serán las personas, la ciudadanía, pues sus consecuencias serán alimentos más escasos, menos diversos, de menor calidad nutricional, con cultivos más propensos a enfermedades y al cambio climático, y por consiguiente alimentos más caros.

¿POR QUÉ? CINCO RAZONES POR LAS QUE SON UN RIESGO PARA LA SEGURIDAD ALIMENTARIA Y EL DERECHO A LA ALIMENTACIÓN:

  1. UNA AGRICULTURA SIN AGRICULTORES.

 El artículo 2 de la Norma 113-5 establece que sólo los agricultores artesanales y los pertenecientes a pueblos originarios serán los “actores esenciales” de la producción de alimentos en el país. Ellos serán reconocidos por el Estado a la hora de generar apoyos, regulaciones y acceso a tecnología. Por el contrario, todos los demás productores, gran parte de los 300 mil agricultores del país que contabilizó el Censo 2007, serán por definición “no esenciales”.

Excluir arbitrariamente a un grupo mayoritario de actores del mundo rural tendría gravísimas consecuencias para la seguridad alimentaria del país y el empleo, no sólo por el golpe dramático que se daría a la fuerza productiva, sino también por borrar del mapa a cerca del 97% de la superficie cultivable del territorio nacional.

 

  1. CIERRE DE FRONTERAS AL LIBRE INTERCAMBIO DE ALIMENTOS.

 El primer inciso de la norma 113-5 define que el país deberá pasar a una etapa en que el objetivo de la agricultura es “la producción de alimentos para el consumo interno”, como parte esencial de la “soberanía alimentaria”.

Pese a que es un artículo que puede parecer benigno, implica un desastroso escenario, pues se aleja diametralmente de los objetivos diseñados por los organismos internacionales, como la FAO, en que se apunta que la meta de los países debe ser la seguridad alimentaria: El derecho de las personas a acceder a una alimentación segura, nutritiva y en cantidad suficiente, para satisfacer sus requerimientos nutricionales y preferencias alimentarias, permitiéndoles una vida activa y saludable.

En un mundo globalizado, con desafíos comunes y en que la crisis climática afecta a cada rincón del planeta, es indudable que esa seguridad alimentaria plantea una interdependencia, en que las fronteras abiertas y el intercambio comercial entre los países son también fundamentales para la seguridad alimentaria. 

 

  1. FIN AL MEJORAMIENTO DE SEMILLAS.

 Transformar a todas las semillas en patrimonio común, poniendo fin a la propiedad intelectual que implica su mejoramiento, es la principal amenaza a la seguridad alimentaria del país, pues se eliminará un incentivo fundamental para el desarrollo permanente de cultivos con mayor rendimiento, que se adaptan a la crisis climática y que resisten enfermedades y plagas. Eliminar esta tarea como una actividad comercial, sólo perjudicará a la ciudadanía.

El artículo 11 de la norma 113-5 señala que “el Estado protegerá y reconocerá como patrimonio inapropiable de los pueblos, las semillas y todo material de propagación, ya que su existencia y diversidad son la base de la alimentación del país” y que “queda prohibida cualquier forma de privatización de semillas, material vegetal de propagación, animales y otras formas de vida, incluidos los procesos vitales, los componentes y estructuras celulares, genéticas y químicas de ellas”.

En la misma dirección apunta el artículo 1 de la norma 521-5, que señala que “el Estado de Chile reconoce la semilla libre de intervención como patrimonio de la humanidad y patrimonio cultural vivo. Perteneciente a los pueblos, campesinos y personas naturales rurales y urbanas que las utilicen con cualquier finalidad no relacionada con intervenciones y privatizaciones o patentaciones”.

No son las semillas lo que se expropia, sino que el trabajo de los productores de semillas para poder mejorarlas, a través del fitomejoramiento, para hacerlas más resistentes a enfermedades o plagas, adaptarlas al cambio climático, a la crisis hídrica y mejorar su rendimiento. Por ejemplo, el trigo, que con 220 mil hectáreas es el que cuenta con la mayor área de cultivos en Chile, en 1980 tenía un rendimiento de 1.700 Kg por hectárea y hoy es de 6.200 Kg por hectárea.

 

  1. APAGÓN TECNOLÓGICO EN EL SIGLO 21.

 La revolución del conocimiento y los cambios que está experimentando la producción de alimentos en todo el mundo, a través del desarrollo tecnológico, son quizás la mayor esperanza para garantizar que las naciones del planeta podrán derrotar el hambre, incluso en un contexto de crisis climática, de responsabilidad de la propia humanidad.

Pues bien, una serie de medidas incluidas en las normas 113-5 y 521-5 apuntan en la dirección contraria: Control del Estado a las técnicas de fitomejoramiento y el cierre de fronteras con sello constitucional a la importación de avances tecnológicos en materia alimentaria.

La regulación en base al miedo, a los temores, sólo perjudicará a la ciudadanía.

Por el contrario, el Estado debería promover la coexistencia, en que garantiza la preservación de las variedades ancestrales de semillas, como una forma de proteger un patrimonio cultural e histórico del país, y al mismo tiempo velar por potenciar la investigación científica, el desarrollo tecnológico y el acceso a todos los insumos productivos que permitan, de manera sustentable, respetuosa del medioambiente y en coexistencia con los saberes y métodos ancestrales de producción, garantizar la seguridad alimentaria de los habitantes del país.

 

  1. EL EXILIO TERRITORIAL DE LA AGRICULTURA MODERNA.

 El inciso segundo del artículo 3 de la norma 521-5 señala que “se establecerá un mínimo de al menos doce kilómetros de distancia entre un cultivo que utilice sustancias químicas sintéticas y una población humana o un cultivo de semillas limpias”.

Esta norma hace prácticamente impracticable la agricultura, fruticultura, ganadería y otras formas de producción de alimentos en el país, pues todas ellas, de una u otra forma, utilizan fertilizantes, productos fitosanitarios y muchos otros estimulantes foliares, de origen químico sintético. Si se pusiera en práctica esta nueva geografía agrícola, el suelo cultivable con técnicas modernas de producción pasaría a ser cercano a cero. Sería exiliar a los agricultores, criminalizar la actividad y ponerles un cartel de indeseables.

Por el contrario, el Estado debe asegurar la seguridad sanitaria de los habitantes del país, garantizando que esa producción cumple con todas las medidas de seguridad para la población, los trabajadores y el consumidor, incluyendo los cultivos con semillas de variedades tradicionales, que también utilizan productos controladores de plagas, como las larvas de polillas en Arica.

NO PERDAMOS LA OPORTUNIDAD DE FORTALECER EL DERECHO A LA ALIMENTACIÓN

Es necesario poner una voz de alerta, de atención. Chile necesita una agricultura capaz de sortear los desafíos del siglo 21 y seguir aportando a al desarrollo del país, a la alimentación de sus habitantes y especialmente dar un impulso al mundo rural. No desperdiciemos la oportunidad de sentar las bases del desarrollo de la agricultura, la protección del medio ambiente y los ecosistemas, así como del rescate a nuestro patrimonio fitogenético, a través de una Constitución que lo reconoce, lo potencia y entrega una hoja de ruta para su protección. Chile se lo merece.

Gremio de semilleros expresa preocupación por propuesta constitucional

Tras la aprobación este pasado martes de la norma que reconoce la semilla como patrimonio cultural, el director ejecutivo del gremio advierte que esta norma, además de otros artículos aprobados en Comisión de Medio Ambiente hacen que “desaparezca la propiedad intelectual, por lo que no hay ningún incentivo para que profesionales chilenos se dediquen a la investigación, al desarrollo de nuevas variedades o procesos”.

Miguel Patiño

Una dura respuesta emitió el gremio Asociación Nacional de Productores de Semillas (Anpros) ante un conjunto de propuestas aprobada este martes en el seno de una comisión de la Convención Constitucional.  «Con las normas que se están hasta el momento aprobando, la actividad semillera en Chile no tiene sustento, no es viable, y por lo tanto la producción de cultivos no es viable», señaló Mario Schindler, director ejecutivo de la organización que reúne a las empresas especializadas en el desarrollo y distribución de semillas.

La declaración fue gatillada luego de que este martes, la Comisión 5 de medioambiente, derechos de la naturaleza, bienes naturales comunes y modelo económico del órgano redactor aprobara con 10 votos a favor y 9 en contra el artículo 1, que señala: “El Estado de Chile reconoce la semilla libre de intervención como patrimonio de la humanidad y patrimonio cultural vivo. Perteneciente a los pueblos, campesinos y personas naturales rurales y urbanas que las utilicen con cualquier finalidad no relacionada con intervenciones, privatizaciones o patentaciones”.

Gloria Alvarado, convencional (D16) que votó a favor de esta propuesta, señaló a Redagricola que “reconocer a la semilla como patrimonio natural de nuestro país es un avance pues proteger y valorar nuestra biodiversidad es esencial ante el escenario de crisis climática, junto al resguardo del agua por supuesto, como bien común esencial para la vida y los ecosistemas”.

Alvarado agregó que están votando en general distintas propuestas de norma, donde destaca además aquella que incorpora la figura del guardador o curador de semillas, que en particular fue aprobada por 14 votos a favor, 3 abstenciones y uno en contra. “Esta es una más de las normas que se están debatiendo sobre este tema y ahora queda abierta a recibir indicaciones para ser mejorada y que pueda ir a votación al Pleno con un apoyo amplio para lograr la votación por 2/3”.

No obstante, el artículo generó crítica, lo que se suma a la polémica norma sobre soberanía alimentaria votada la semana pasada en la misma comisión. Schindler, de Anpros, señaló a Redagrícola que “estas normas lo que están haciendo es matar a la agricultura. El mensaje tiene que ser súper claro y nosotros como gremio lo estamos mirando de esa manera, aquí se destruye la actividad agrícola en Chile”.

El vocero del gremio semillero explica que si bien lo ideal sería que se respetara y hubiera un acuerdo en que el artículo 1 aprobado está referido a las variedades ancestrales, donde están a favor que quede consagrado su protección y fomento, sí creen que esto es más bien materia de ley porque “son demasiado específicas para ser normas constitucionales, y si es así nos vamos a llenar de normas”.

Sin embargo, la posibilidad de cerrar el desarrollo o trabajo genético a nuevas posibilidades es donde recaen las críticas.

“Si no tenemos semillas, que es lo más probable con las normas que se están hasta el momento aprobando, la actividad semillera en Chile no tiene sustento, no es viable, y por lo tanto la producción de cultivos no es viable, la producción de praderas no es viable y eso continúa con la producción de carnes y de leches que no sería viable; la producción de hortalizas no sería viable”, señala Schindler.

Desde el gremio señalan además que tanto las normas de soberanía alimentaria como las referidas a semillas, implican que Chile “dejará su alimentación a cargo de lo que puedan hacer los pequeños agricultores, por lo tanto junto con reflejar un profundo desconocimiento de lo que es el agro en Chile, esto significará una carga muy pesada sobre los hombros de los agricultores”.

Respecto al desarrollo de tecnologías o modificaciones que podrían ayudar a generar cultivos resistentes a sequías o diferentes condiciones adversas, Schindler añade que “no puede quedar establecido en la constitución un bloqueo permanente el acceso a determinadas tecnologías que pueden dar solución al cambio climático o a la sequía que lleva más de 10 años y es más bien una crisis estructural”.

“Si tú bloqueas el acceso a tecnologías como por ejemplo las que te permiten tener maíz resistente a la sequía, que ya es una realidad por ejemplo en Argentina, estarías bloqueado a la agricultura chilena de la posibilidad de enfrentar flagelos que produce el cambio climático y la disponibilidad de agua, sentencia el director ejecutivo de Anpros.

Cabe destacar además que la actividad semillera en Chile, de acuerdo a datos del gremio semillero, representa en el país cerca de 60 mil hectáreas de semilleros (cifras de 2013), y que generan una ocupación cercana a 70 mil personas en empleos directos en su momento alto de la temporada, sin contar los empleos indirectos (como fletes u otros trabajos relacionados).

PROPIEDAD INTELECTUAL

Otro de los artículos, quizás el más polémico de los discutidos ayer en la Convención, es el Artículo 4, que indica:

“La semilla establecida en los términos del artículo 1 solo podrán ser comercializadas en los términos que señale una ley especial, esta ley establecerá criterios preferentes para los productores de pequeña y mediana escala que utilicen técnicas tradicionales y con tratamiento agroecológico, limpias de sustancias sintéticas, y penalizará la modificación molecular de sus estructuras genéticas e hibridación que las dejen estériles o causen modificaciones que altere su fisonomía o calidad nutricional”.

Al respecto, Mario Schindler señala que con estos artículos “desaparece la propiedad intelectual y por lo tanto no hay ningún incentivo para que profesionales chilenos se dediquen a la investigación, al desarrollo de nuevas variedades, procesos, etc; y por otro lado, Chile de esta forma cierra el acceso a variedades internacionales que han estado por mucho tiempo y que han sido la base del desarrollo de la agricultura y particularmente de la fruticultura en Chile”.

Frente a posibilidad de aprobación de estas normas en el pleno, donde requieren dos tercios (104 votos) para ser aprobadas en general, Schindler comenta: “Espero que haya un tercio más uno de los convencionales que puedan tener el sentido común y entiendan lo riesgoso de aprobar normas como estas, sobre todo por las consecuencias que traería para Chile aprobar normas como estas”.

“Como gremio semillero hemos tenido reuniones con convencionales y nuestro mensaje principal es el de la coexistencia, aquí la semilla ancestral, la semilla agrícola, la semilla mejorada, todas responden a una misma necesidad en nuestro país, de que crezca nuestra agricultura y que nuestra sociedad esté bien abastecida de alimentos”.

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ANPROS valora presencia del próximo ministro de Agricultura en seminario con gremios y destaca su compromiso a convocar una mesa de semillas

Este miércoles, 02 de febrero, ANPROS organizó un webinar con diferentes gremios con el fin de discutir y analizar el panorama actual del sector productivo, en el marco del debate constitucional. En ese contexto, nuestra asociación agradeció la presencia del futuro ministro de Agricultura, Esteban Valenzuela, quien accedió a la invitación para participar del encuentro.

A la reunión asistieron más de 175 personas, representantes de todo el espectro del mundo rural, dirigentes, agricultores, campesinos y gremios de diferentes rubros del país. En esta instancia, participaron Mario Schindler, director ejecutivo de ANPROS, Jorge Valenzuela, presidente de Fedefruta, y el futuro ministro de Agricultura, Esteban Valenzuela.

Entre las materias analizadas en el evento estuvo la propuesta de norma constitucional número 113-5, que reconoce el derecho a la soberanía alimentaria y que la semana pasada fue aprobada en general en la Comisión de Medio Ambiente de la Convención Constitucional.

Al respecto, Mario Schindler señaló que en la iniciativa se entrega un rol excluyente al Estado, dejando fuera a cientos de miles de agricultores en todo el país y que, más allá de las intenciones de los promotores de la norma, se pone en riesgo la seguridad alimentaria de Chile.

Para el director ejecutivo de ANPROS, el concepto que debe primar en el sector de la producción de alimentos es el de la coexistencia, tal como promueven organismos multilaterales como la FAO, apuntó.

Para Jorge Valenzuela, presidente de Fedefruta, la propuesta que se está debatiendo en la Convención tiene un enfoque urbano y se escapan un poco de la realidad agrícola de Chile. En este sentido, señaló que la seguridad y soberanía alimentaria son términos que se complementan. Asimismo, hizo un llamado a dialogar, a ampliar la mirada respecto a estos temas y a avanzar hacia una sustentabilidad productiva.

Por último, Esteban Valenzuela, futuro titular de Agricultura, rescató la importancia de instancias de diálogo como las sostenidas el día de hoy. En este sentido, afirmó que, una vez que asuma como ministro, dará prioridad a la búsqueda de acuerdos, anunciando que es probable que se convoque a una mesa de semillas y una de trabajo con todos los actores del sector agrícola.

Además, el próximo ministro apuntó que todos los sectores, más allá de las diferencias, deben trabajar en fortalecer los espacios de encuentro, porque a su juicio la agricultura debe ser sustentable, amorosa, pero sin ningún tipo de retroexcavadora.