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Hortalizas empujan la exportación de semillas

Mario Schindler, director ejecutivo de Anpros, explica que hoy Chile es el cuarto productor de este tipo de semillas a nivel mundial, ya que no responden a la contraestación.

 

Un salto de más de US$100 millones dieron las semillas en la última temporada, saliendo de varios años en donde rondaban los US$350 millones (FOB), para terminar el 2023 con US$ 448.619.370, un 28% más que el 2022. De todas formas, Mario Schindler, Director Ejecutivo de la Asociación Nacional de Productores de Semillas, Anpros, explica que para la actual temporada aún no hay una proyección clara, ya que han cambiado algunas condiciones respecto de la pasada.
Schindler es enfático en que el mayor cambio que vive la producción semillera del país es el fuerte impulso que tienen las de hortalizas, que, a diferencia de lo que ocurre con la que se enfoca en cultivos, como el maíz, no está sostenida por la contraestación, sino por la alta calidad de los productos chilenos.
‘La exportación de semillas de hortalizas no es una exportación solo de contraestación, que es como habitualmente se conciben las producciones en Chile. La producción de semillas de hortalizas es porque somos un país en donde se puede producir semillas de muy alta calidad. Es una estrategia diferente a la de los cultivos como maíz, canola u otros’, recalca.
El otro impulso a la producción nacional, explica, viene de la mano de la producción de investigación y desarrollo que se realiza en el país, en donde se han establecido verdaderos polos —como Arica— enfocados en generar nuevas variedades, en distintas especies.
‘Más que para el país, cuando hablamos de la producción de I más D, es la importancia de Chile para el mundo. Chile juega un rol super importante en la seguridad alimentaria mundial, y eso es de suma importancia relevarlo’, comenta.
Schindler destaca que no hay que olvidar que si bien el sector tiene su orientación a las exportaciones, es también el proveedor de las semillas para la producción de alimentos del país.
‘Cuando se habla de la industria semillera, hablamos solamente de las exportaciones, lo que es un gran error, porque, para nosotros, algo que hemos querido priorizar mucho, es que somos los proveedores de semillas para el mercado interno. Algo que a veces puede parecer muy obvio, pero para la agricultura, el principal insumo es la semilla. No se puede producir sin ella. Y ya por muchísimas décadas abastecemos a la agricultura de Chile, a través de empresas nacionales y multinacionales’, resalta.
Producto de ello, dice, las semillas producidas en el país ‘están presentes en 99 de cada 100 mesas. Y no decimos 100 solamente porque alguien se come algún plato que viene del mar. Les planteo a los que me dicen eso no es posible, que me digan cualquier ejemplo de que no es así y no pueden’, dice.
– ¿Qué explica el alza de la última temporada?
Hubo algunas alzas, no muy grandes, en superficie de maíz, pero en cultivos, el mayor crecimiento estuvo en la canola. Producto de condiciones climáticas se produjo más semilla de canola en el país.
Y las semillas de hortalizas, que vienen ya desde hace mucho tiempo y que, como, no siguen la dinámica de la contraestación, han venido creciendo a un ritmo sostenido en las últimas décadas y hoy es nuestro principal producto de exportación, como grupo consolidado. En 2023 alcanzaron los US$208,7 millones, un 27% más en valor que el año anterior.
– En cuanto a la sustentabilidad, el uso eficiente del agua es clave…
El agua, obviamente, es una de las materias relevantes para nosotros. Por lo mismo, uno de los objetivos principales de la producción de semillas, en términos de sustentabilidad, está vinculada a la tecnificación del riego. Hoy la mayoría de las semilleras está avanzando de manera muy relevante. La gran mayoría de la producción de semillas de hortalizas se hace con riego tecnificado; en canola, maíz, se está desde hace ya mucho tiempo regando por pivotes, de manera de bastante extensiva, y la industria tiene como objetivo llegar a tener prácticamente toda su producción con riego tecnificado.
No hemos hecho una cuantificación exacta, pero el porcentaje es muy alto. En hortalizas diría que el porcentaje es cercano al 80 o 90% y en extensivos, como maíz o canola, diría que estamos entre el 50 y el 60%.
Un nuevo motor
Schindler explica que no hay que olvidar que Chile continúa siendo el primer productor de semillas del Hemisferio Sur, el 4to, del mundo en hortalizas y está entre los 10 mayores a nivel global.
Agrega que cuando el país llegó, en 2013, a los US$ 650 millones en exportaciones de semillas fue ‘producto fundamentalmente del aumento de superficie de semilleros de maíz. Llegamos a 37 mil hectáreas en esa época’. Y ese aumento fue empujado, por una parte por una sequía en Estados Unidos y al impulso que entonces tenía la biotecnología. Pero, luego eso se detuvo y con ello cayó la superficie de semilleros de maíz en el país.
Hacia el futuro Schindler vislumbra un nuevo motor, de la mano de la edición génica, con técnicas como el Cripsr-Cas, que ya tienen importantes avances a nivel global.
‘La edición génica en cultivos se está trabajando en una serie de temas que resuelven problemas específicos, como la resistencia a enfermedades, la mayor eficiencia en el uso de recursos hídricos. El punto es que todavía no han llegado al mercado de manera masiva. Y esto porque las empresas están cuidando mucho de que se muestre la cadena de valor real, para que el producto sean reconocidos y no se vean afectados por factores externos que compliquen su aceptación’, explica refiriéndose a que se ha avanzado en el tema regulatorio.
Respecto de la próxima temporada, insiste en la importancia de cuidar la credibilidad del país: ‘No nos podemos dar el lujo de tener paros de puertos estratégicos por un mes. Eso afecta nuestra credibilidad y competitividad. Son factores que debemos cuidar mucho a través de, si es necesario, legislaciones que vayan en beneficio de la agricultura, como que aquella infraestructura que es crítica no pueda ser sujeto de paros u otros problemas de funcionamiento durante tanto tiempo. También creemos que tenemos desafíos bien importantes. Se nos viene una agenda legislativa no menor. Tiene que estar basada en ciencia fundamentalmente y considerando lo que es la agricultura chilena’.
Y menciona que otro tema relevante para el rubro el de la constante eliminación de moléculas de los fitosanitarios. ‘Hoy son una de las grandes piedras en el zapato, producto de que cada vez es más difícil cuidar nuestro patrimonio’.
 
¿Cómo se proyecta esta temporada?
-Este año en EE.UU. se está esperando una producción récord en maíz, lo que ha empujado a la baja el precio a nivel internacional. Por estos días el valor del bushel de maíz, está en US$3,8 y el breaking point en ese país es de US$4,30 por bushel.
-A partir de eso todavía no tenemos claro el panorama para la próxima temporada. Es probable que baje algo la superficie de semilleros de maíz, probablemente, en canola también no tengamos las mismas superficies. Pero hay que tener claro que eso responde a ciclos que están vinculados a los precios de los commodities y factores logísticos que puede durar un par de años.

Fuente: Revista del Campo de El Mercurio

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No pasemos por alto el creciente poder de la industria de semillas en América Latina

Desde el Congreso Mundial de Semillas hasta la AOSCA, pasando por Seeds Canada y un montón de reuniones en el medio, he estado viajando más que en casa durante los últimos meses. Uno de los temas más importantes que sigue surgiendo en las conversaciones, ya sea que esté en Rotterdam, Kansas City o Edmonton, es América Latina. Estoy escuchando un montón de entusiasmo global por lo que América Latina puede ofrecer, pero también algunas preocupaciones persistentes, algunas basadas en la incertidumbre legítima sobre los dolores de crecimiento de un sector aún joven, más basadas en malentendidos sobre dónde se encuentra América Latina hoy y cómo su lugar está cambiando en el mercado mundial de semillas.    

Lo que veo constantemente en muchas, muchas conversaciones con empresas sudamericanas es que las empresas de semillas y servicios de semillas de América Latina se dividen en dos grupos. Algunas están luchando por superar los desafíos de “inventar la rueda”: crear nuevos canales comerciales (especialmente si esos canales son internacionales) y sortear algunos obstáculos regulatorios que aún no están claros. Otras se están expandiendo de manera impresionante. Como región en su conjunto, Brasil no es solo un país al que hay que prestar atención, es un país con el que se pueden hacer negocios. Varias empresas de semillas brasileñas están teniendo un gran crecimiento, innovación tecnológica y liderazgo en la industria. Cualquiera que piense que Brasil está “atrasado” ni siquiera ha echado un vistazo a lo que realmente está sucediendo en ese sector de semillas.

Las empresas norteamericanas que no aprovechan lo que América Latina puede ofrecer se están perdiendo oportunidades, no puedo decirlo más claramente. América Latina es un mercado en crecimiento y de enorme importancia. Existe el beneficio obvio de la contratemporada para nosotros aquí en América del Norte, pero América Latina ofrece mucho más que eso. Según la FAO, América Latina tiene la mayor proporción de tierra cultivable del mundo: casi un tercio de toda la región es plantable. Eso hace de América Latina una de las regiones más críticas de la Tierra para aumentar la producción de alimentos, tanto en acres plantados como en productividad por acre. Necesitamos que América Latina alimente con éxito al mundo y, como sabemos en el sector de las semillas, eso comienza con las semillas. Ahora bien, no estoy sugiriendo que las empresas se sumen al altruismo de alimentar al mundo: estoy diciendo que hay un valor comercial increíble para aquellos que encuentran las asociaciones y oportunidades adecuadas.

Permítanme ser claro: no todo será fácil. El mercado de América Latina necesita madurar. Para determinar el camino correcto a seguir se necesitarán colaboración, alianzas y esfuerzo. Ya ha habido obstáculos en el camino y habrá más en el futuro. Es fundamental para nuestro éxito que, como sector de semillas de las Américas, nos unamos para ayudar a América Latina a desarrollar una verdadera presencia en Sudamérica.

Del 30 de septiembre al 2 de octubre, la Asociación de Semillas de las Américas (SAA) organiza el 9.º Congreso de Semillas de las Américas en Buenos Aires, Argentina. Aunque algunas empresas norteamericanas piensan que la SAA es la asociación de semillas de América Latina, están equivocadas. El concepto de la SAA y su Congreso es que abarca todo el continente americano, desde Canadá en el norte hasta Chile en el sur. El Congreso es algo a lo que todas las empresas norteamericanas deberían considerar asistir: es posiblemente la mejor oportunidad para colaborar en la estrategia, crear alianzas y desarrollar las relaciones comerciales para impulsar el negocio de semillas de América Latina (y el suyo propio) hacia adelante. (Nota: si alguna vez ha intentado hacer algún tipo de negocio con América Latina, sabrá que las relaciones son absolutamente fundamentales para concretar cualquier negocio en la región).

Creemos en la importancia de ser parte del desarrollo del sector de semillas de América Latina, por eso nos asociamos con SAA para el Congreso. Regístrate usando el código promocional especial de Seed World (SWL-SAA) para obtener un 10 % de descuento en la inscripción. Nos vemos en Buenos Aires: hagamos un plan para tomar una cerveza juntos.

 

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Semillas: crecen las exportaciones y los desafíos

Los envíos llegaron a US$ 450 millones la última temporada, pero a la industria le preocupan los paros portuarios, el encarecimiento de la mano de obra y que no se use la ciencia para definir el marco regulatorio.

Por: Eduardo Moraga, Revista del Campo
 

La competencia en la industria de las semillas es intensa. Tanto que algunos de los trabajadores de Antufen Seeds, empresa especializada en hortalizas, serán premiados con un viaje. La dirección de la empresa tomará la decisión en septiembre.

Son varios los colaboradores de la firma que anhelan ser elegidos, ¿a quién no le gustaría tomar sol en Copacabana o comer un bife de chorizo?

Nicolás Gajardo, gerente general de Antufen Seeds, explica que este año en la empresa decidieron estimular nuevas ideas por parte de los trabajadores para mejorar sus procesos.

Antufen fue fundada hace cuatro décadas, cuando Chile recién se asomaba como exportador de semillas. Hace diez años crearon un departamento técnico para impulsar la innovación dentro de la compañía. En 2024 las dos mejores propuestas elaboradas por los trabajadores para impulsar los procesos de la empresa serán recompensadas. El primer lugar recibirá una estadía en Río de Janeiro y el segundo, una en Buenos Aires.

“Chile se ha vuelto cada día más caro para producir semillas, lo que nos obliga a ser muy eficientes y estar enfocados en mejorar rendimientos y calidades”, reconoce Nicolás Gajardo.

Con más de 17 mil hectáreas certificadas para la producción de semillas para la exportación, Chile es un actor relevante para la agricultura mundial, pues abastece en contraestación al hemisferio norte. Hay que agregar más de 4 mil hectáreas certificadas de semillas dedicadas al mercado interno.

El impacto del sector semillero como generador de ingresos para el país y las economías regionales es relevante y la última temporada las exportaciones tuvieron una importante alza.

Según la Asociación Nacional de Productores de Semillas (Anpros), se exportaron US$ 450 millones en la última temporada, con un aumento de 23% respecto de la anterior, con los que se quebró una tendencia de exportaciones relativamente estables de los últimos siete años En el gremio estiman que fue un muy buen resultado.

Una de las alzas más relevantes en las exportaciones semilleras ocurrió con las hortalizas, que llegaron a envíos por US$ 209 millones en 2023, un alza anual de 27%.

En la actualidad, Chile es el primer exportador del hemisferio sur y el cuarto proveedor mundial de semillas de hortalizas.

Sin embargo, los desafíos de la industria semillera también son importantes.

“La competitividad de la industria semillera y de muchas industrias agroexportadoras hoy está siendo amenazada por una serie de factores internacionales relevantes, muchos de ellos geopolíticos, logísticos y de diferente índole”, afirma Mario Schindler, presidente de Anpros.

A eso hay que agregar el alza de la mano de obra, un factor que la industria de las semillas usa de manera muy intensa.

Por eso, mejorar la competitividad es clave para la sustentabilidad de ese rubro.

Impacto regional

Según el Servicio Agrícola y Ganadero (SAG), en la temporada 2022-2023, la última con datos disponibles, en Chile se registraron 21.805 hectáreas para la producción de semillas, incluyendo tanto aquellas enfocadas en la exportación como en el mercado local.

Si bien hay una producción importante entre las regiones Metropolitana y de La Araucanía, el corazón semillero está en la del Maule, donde se registraron 8.179 hectáreas.

Aunque las semillas hortaliceras generan una parte relevante de los ingresos, en cuanto a superficie mandan el raps (6.795 hectáreas), maíz (6.030 hectáreas) y maravilla (4.035 hectáreas).

En todos los rubros, eso sí, hay un elemento común: se requiere de agricultores con un nivel técnico más exigente que para el resto de la producción de cultivos anuales o de hortalizas.

“La producción de semillas es una especialidad, los que se dedican se han ido profesionalizando; lo lógico es que las empresas reconozcan la especialización” afirma Carlos Smith, agricultor dedicado a las semillas en la Región del Ñuble.

Por ejemplo, todo el maíz semillero que se produce es de variedades híbridas, con líneas genéticas alejadas. Es así como se logra tener semillas mucho más productivas que en décadas pasadas.

Sin embargo, para el agricultor significa un desafío técnico mayor. Se debe impedir que las plantas se autopolinicen, por lo que se debe intervenir manualmente cada una de ellas. Hay que pensar que en solo una hectárea puede haber 60 mil maíces. Sin embargo, eso no es todo, pues el productor tiene que sembrar esos maíces para que coincida la liberación de polen con la posibilidad de fecundación.

“Es un trabajo arduo, que exige mucho a los agricultores. Gracias a ese trabajo Chile está muy bien evaluado a nivel internacional en términos de calidad y rigurosidad. Eso sí, encuentran que somos caros. Hay que considerar que es una actividad que requiere mucha mano de obra y cada vez es más difícil encontrar trabajadores”, añade Carlos Smith.

El agricultor, que viene llegando de una gira por Francia, agrega el dato de que hoy en Chile el costo del arriendo de predios agrícolas aptos para la producción de semillas es más caro que en tierras galas. Smith estima que es necesario que los agricultores de ese rubro tengan un mayor peso en la definición de las reglas del juego del sector.

Marta Lira, productora de semillas orgánicas de hortalizas en el valle de Casablanca, en la Región de Valparaíso, añade que en su nicho de producción “los costos aumentan porque tienes que hacer muchas labores por la restricción de usar agroquímicos o el uso de venenos contra animales que atacan los cultivos”. Lira explica que el año pasado perdió casi la mitad de su producción de semillas de zanahorias por el ataque de animales.

Mejora de competitividad

La intensa presión a la que es sometida la producción de semillas en Chile tiene a la industria de cabeza buscando cómo mejorar la competitividad.

La logística naviera salta como una de las primeras tareas a enfrentar. Como las fechas entre la recolección de semillas en Chile y su uso en la nueva temporada del hemisferio norte son muy cercanas, se requiere que funcione a la perfección, algo que en la industria creen que no es siempre así.

“Para un país como Chile, dada la distancia de los mercados de destino, la logística es uno de los temas probablemente más relevantes y prioritarios. En el último tiempo hemos visto el impacto que tienen en Chile el encarecimiento de los fletes y, particularmente, la necesidad de tener una infraestructura portuaria que esté operando de manera eficiente. De lo contrario, la competitividad de Chile se ve comprometida seriamente. Tenemos ejemplos recientes de paros de puertos que se extendieron por mucho tiempo, perjudicando seriamente las exportaciones chilenas”, afirma Mario Schindler, presidente de Anpros.

El dirigente agrega que otra tarea es que las regulaciones locales estén siempre basadas en ciencia y tengan en consideración lo que significa producir, sin generar sobreexigencias que podrían hacer inviables las exportaciones.

En el gremio semillero añaden que cada vez está siendo más difícil contar con la cantidad de personas que requieren.

“Esto significa un doble desafío por parte de la industria. Es necesario generar las condiciones adecuadas para tener trabajos que resulten atractivos para las personas, pero esto también debe ir acompañado de un marco regulatorio y legislativo que no desincentive el trabajo agrícola”, sentencia Mario Schindler.

Demanda no crecería en la próxima temporada

Aunque ya comenzaron a instalarse las primeras hectáreas semilleras de la temporada 2024-2025, recién a mediados de octubre se pondrá tener un panorama más claro de cómo se comportará la contratación de superficie.

En todo caso, Nicolás Gajardo no cree que en las hortalizas se dé un crecimiento, pues hay una oferta importante en el mundo. Eso sí, explica que cualquier evento climático mayor puede gatillar un aumento en la demanda.

Carlos Smith también pone paños fríos a las expectativas en maíz: “Los precios internacionales de los granos están bajos, por lo que hay menos interés por sembrar en el hemisferio norte”.

En tanto, Brian Blackburn, de SG 2000, que la semana pasada estuvo visitando clientes en Canadá, afirma que en raps se pasó de un ciclo de alta demanda en las pasadas temporadas a uno más lento en la próxima.

“En Canadá se aprecia menor demanda por canola (raps) y girasol. En el hemisferio norte tuvieron buenas producciones en la última temporada y usualmente Chile sale al rescate cuando enfrentan problemas”, sostiene Blackburn.

En tanto, en Anpros afirman que todavía la temporada 2024-2025 está en un estado muy preliminar para poder establecer cuál será la superficie y que la gran mayoría de los cultivos todavía dependen de una serie de factores económicos y productivos por determinar.

“Esperamos que la tendencia a seguir aumentando la superficie de semilleros sea posible en la medida en que vaya acompañado de un marco regulatorio que permita, justamente, generar que se cumplan estas expectativas”, sentencia Schindler.

 

Investigación de nuevas variedades en Chile

En Asociación Nacional de Productores de Semillas argumentan que para impulsar la investigación y desarrollo de nuevas variedades en Chile se requiere una buena articulación público-privada. “Hoy no vemos que sea lo suficientemente potente entre la empresa privada, las entidades de investigación y la academia. Es necesario generar un entorno que facilite y sea un incentivo a la investigación. En este contexto, uno de los principales factores es mejorar las condiciones de la propiedad intelectual y los derechos de los obtentores en Chile. Uno de los principales factores en esto es que nos hagamos cargo de una ley que interprete UPOV 91 y que modernice la protección de quienes desarrollan e investigan nuevas variedades en Chile, en pos de la seguridad alimentaria de nuestro país”, afirman.

Fuente: El Mercurio Campo

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Perspectiva Nacional Chile: Asociación Nacional de Productores de Semillas (ANPROS)

SW: ¿Cuáles son las principales prioridades de ANPROS?

Schindler: ANPROS invierte energía en apoyar tres prioridades principales: desarrollar y acceder a mejores variedades de semillas, mantener el liderazgo de Chile y nuestra imagen como productor de contraestación en el hemisferio sur, y avanzar en materias de sustentabilidad. 

El rol de la industria semillera chilena en apoyo a los programas del hemisferio sur es clave. Por ello, ANPROS busca seguir consolidando la posición de Chile como principal actor en la región y mantener la imagen de confianza y calidad que Chile ha construido.

Tenemos un compromiso constante con la mejora de nuestros estándares, lo que requiere profesionales altamente capacitados y organismos reguladores eficaces. Esto se traduce en entregas puntuales a nuestros destinos internacionales, cimentando nuestra reputación de país confiable. 

Las nuevas variedades vegetales son la plataforma de la producción agrícola y la base de la seguridad alimentaria de nuestro planeta. Es esencial la toma de conciencia entre todas las personas vinculadas al sector agrícola sobre la importancia del respeto a la propiedad intelectual vegetal y su relación con mantener un acceso fluido y permanente a las mejores variedades vegetales desarrolladas a nivel mundial. A la vez es importante estimular la investigación y desarrollo de nuevas variedades en nuestro país.

Uno de los focos esenciales de la industria semillera chilena es producir más con menos recursos y de manera sustentable. La incorporación de tecnología juega un rol clave en esto. Nuestras empresas asociadas lo tienen claro y muchas de ellas están permanentemente incorporando nuevas tecnologías, fundamentalmente de riego y otras áreas, lo que les permite producir de manera más eficiente.

SW: ¿Cuál cree que es el mayor reto de ANPROS (o, más en general, del sector semillero chileno)?

Schindler: Nuestros mayores retos son los mismos que nuestras principales prioridades: mantener nuestro liderazgo en el hemisferio sur como principal proveedor de servicios a la industria mundial de semillas.

Un desafío fundamental radica en garantizar un flujo fluido del movimiento internacional de semillas, al mismo tiempo que se salvaguarda el patrimonio fitosanitario de Chile. Por ende, es imperativo seguir contando con regulaciones respaldadas plenamente por la ciencia, que faciliten la movilidad internacional de las semillas dentro de plazos adecuados, aspectos por los cuales la industria semillera siempre ha destacado.

Cifras de las exportaciones de semillas de CHILE:

  • TOTAL DE SEMILLAS: Las exportaciones totales de semillas el 2023 fueron de US$ 448.6 MM, un 28% más que las exportaciones del 2022. En términos de cantidad, se exportaron 48.714 toneladas, un 20% más que lo exportado el año anterior.
  • MAIZ: Chile exportó 21,342 toneladas de maíz en el 2023, un 3% más que lo exportado el año anterior. Las exportaciones de maíz fueron de un valor de U$ 92,8 MM, 13% más que en el 2022;  
  • SEMILLAS DE HORTALIZAS: Chile exportó US$ 208,7 MM en el 2023, lo que representa un 27% que lo exportado el 2022, y en cantidad de kilos, 4.965 toneladas, un 45% más que lo exportado el 2022. Desde el 2015, el grupo de semillas de hortalizas corresponde a la mayor proporción de las semillas físicas exportadas, lugar que ocupó maíz por más de una década.
  • En cuanto a mercados, la semilla chilena llega directamente a más de 50 destinos, en muchos de los cuales esta se reexporta. Las semillas chilenas pueden ser encontradas a nivel global. 
  • Actualmente el 40% de las exportaciones se dirigen a América del Norte, 34% a la UE, 16% a Asia y 8% a Sudamérica, mientras que el restante se divide entre África y Oceanía.
  • Fuenjte: Seedworld  https://www.seedworld.com/latam/2024/06/19/perspectiva-nacional-chile-asociacion-nacional-de-productores-de-semillas-anpros/
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Propiedad intelectual vegetal y el comercio ilegal de semillas: Los temas claves que marcan la agenda legislativa del sector de semillas

Actualmente los consumidores piden cada vez más información sobre los alimentos que consumen y la trazabilidad es una herramienta esencial para determinar qué ocurrió en cada punto de la cadena. Por ello resulta relevante informar de dónde vienen esos alimentos, en qué condiciones fueron producidos y cómo funcionan las regulaciones y el mercado en el que nacen.

En entrevista con Mundoagro, Mario Schindler, director ejecutivo de Asociación Nacional de Productores de Semillas,ANPROS, comentó que los temas esenciales de la asociación para este año están vinculados especialmente con la propiedad intelectual vegetal y el comercio ilegal de semillas. “Sin duda ambos temas son de una altísima relevancia, no solo para nuestro sector sino para toda la agricultura en Chile. Las nuevas variedades vegetales son la plataforma de la producción agrícola y la base de la seguridad alimentaria de nuestro planeta. El primer paso es generar una toma de conciencia entre todas las personas vinculadas al sector agrícola sobre la importancia del respeto a la propiedad intelectual vegetal y su relación con mantener un acceso fluido y permanente a las mejores variedades vegetales desarrolladas a nivel mundial. A la vez es importante estimular la investigación y desarrollo de nuevas variedades en nuestro país. Esto es crucial para mantener la competitividad de Chile”, agregó.

El ingeniero agrónomo y director de la International Seed Federation (ISF) indicó que en Chile existe un importante comercio ilegal de semillas. “Esto tiene un profundo efecto negativo porque los principales afectados son los propios agricultores, ya que al comprar semillas de origen desconocido quedan totalmente desprotegidos en cuanto a cualquier problema que puedan tener. Por el contrario, al utilizar semillas del mercado formal, de una procedencia comprobable, reciben un producto garantizado, que ha pasado por rigurosas pruebas de calidad y pureza, lo que asegura que esté libre de enfermedades, un buen rendimiento de los cultivos y muchas otras ventajas.

En resumen, cuando hablamos de comercio ilegal de semillas nos referimos a dos grandes factores. Por un lado, se vulneran los derechos del obtentor, especificados en la Ley 19.342 y también los aspectos relacionados a la comercialización y calidad de las semillas, regulados en la Ley 1.764. El desconocimiento en ambas legislaciones es enorme, por lo que es fundamental la toma de conciencia, no solo por parte de agricultores, sino también de autoridades”, indicó.

Respecto a cuáles son los principales temas de la industria en cuanto a la agenda legislativa, Schindler sostuvo que es muy amplia y no solo para el sector semillero sino para la agricultura en general. “Tenemos actualmente en trámite proyectos de ley vinculados al agua, al recurso suelo, que son muy importantes y de interés transversal con un importante impacto. Un proyecto importante para el sector semillero y hortícola fue el proyecto de ley de protección a turberas que, tras varias indicaciones y luego de tres años de discusión, se aprobó hace algún tiempo. La turba es un insumo esencial para la horticultura y la actividad semillera y el proyecto en sus inicios planteaba, entre otros aspectos, la prohibición de su importación, lo que habría generado un daño enorme a la agricultura. Afortunadamente y gracias al trabajo mancomunado de la coalición de gremios agroalimentarios, en el que en terreno se explicó a los legisladores la relevancia y uso de la turba, se logró un proyecto acorde a las necesidades del país”, señaló.

Sobre el convenio de la Unión Internacional para la Protección de las Obtenciones Vegetales (UPOV) el ejecutivo comentó que “es importante tener en foco que el objeto principal del convenio es proporcionar y fomentar un sistema eficaz para la protección de las variedades vegetales en beneficio de la sociedad. Desde 1996 Chile está adherido a la versión del año 1978. Hoy el país está en proceso de adherir a la versión de UPOV 91, que, precisamente, provee más herramientas, para el control del comercio ilegal de semillas. Sin esta protección se produce un desincentivo a la investigación y se pone en riesgo la llegada de las nuevas variedades desde el exterior. Sin embargo, para poder adherir a UPOV 91, es necesario adecuar nuestra legislación y, desde el 2011 a la fecha, no ha existido voluntad política para avanzar en el tema. Siendo uno de nuestros principales puntos de interés legislativo, esperamos que en algún momento se reactive su discusión”.

Mejora continua

El sector de semillas de Chile está buscando de forma permanente mejorar los estándares. Según Schindler, “la alta calidad y confiabilidad es el sello de Chile en producción de semillas y como industria estamos permanentemente buscando mejorar nuestros estándares. No solo respecto de la semilla sino de todos los procesos asociados a su producción y exportación. Contamos con profesionales altamente calificados y entes reguladores que funcionan, lo que se traduce en la entrega a tiempo en los países de destino. Eso es lo que nos hace confiables como país. Mantener esta imagen y nuestro liderazgo en el hemisferio sur como productores en contrastación es uno de los principales focos de nuestra industria”.

El director ejecutivo de ANPROS se refirió además a los costos que enfrenta la agricultura y que hoy son una gran amenaza. “Por lo tanto, producir más con menos recursos y de manera sustentable es muy importante. La incorporación de tecnología juega un rol clave en esto. Nuestras empresas asociadas lo tienen claro y muchas de ellas están permanentemente incorporando nuevas tecnologías, fundamentalmente de riego y otras áreas. Eso es lo que les permite producir de manera más eficiente”, finalizó.

Revisa la noticia en el sitio web de MundoAgro aquí

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COALICIÓN DE GREMIOS AGROALIMENTARIOS SELLA ALIANZA CON PARLAMENTARIOS DE LA BANCADA DEL CAMPO EN POS DE LA SEGURIDAD ALIMENTARIA

“Concientizar” y “proteger” fueron las palabras claves del encuentro que reunió a la Coalición de Gremios Agroalimentarios y los parlamentarios de la Bancada del Campo, realizado el 14 de marzo en el Mercado El Cardonal de Valparaíso, cuyo objetivo fue relevar el hecho que los alimentos vienen del campo y que se requiere contar con una política pública robusta que resguarde la seguridad alimentaria de nuestro país.

“La Bancada del Campo se conforma con parlamentarios de diferentes colores políticos, pero con un solo objetivo: poder evidenciar y representar esta realidad que se vive en los sectores rurales y regiones, y ser una voz en el Congreso Nacional”, sentenció el diputado y presidente de la Bancada del Campo, Felipe Camaño (ind-DC). Por su parte, el diputado Benjamín Moreno (Republicanos) indicó que “hoy contamos con una vicepresidenta del Frente Amplio, un vicepresidente -que soy yo-, un vicepresidente del Partido Socialista y nuestro presidente que es de la Democracia Cristiana, mostrando así la transversalidad que tiene esta bancada.”

A su vez, el presidente de la Asociación Nacional de Productores de Semilla, Ricardo Behn, aseguró que “esta es la segunda actividad que realizamos en conjunto y su balance es muy positivo, lo que nos tiene muy contentos. Gradualmente iremos organizando eventos para generar conciencia de cómo se producen los alimentos en Chile y quiénes son los actores que están involucrados en esto.”

“Nuestra intención es proveer antecedentes tanto técnicos como prácticos de buenas prácticas agrícolas y también de logística para que las políticas públicas que ellos elaboren tengan sentido, sean pertinentes, sean fiscalizables y se puedan cumplir por nosotros que somos los regulados”, afirmó el gerente de Chilealimentos, Moisés Leiva. Mientras que Maritrini Lapuente, Directora Ejecutiva de Viveros de Chile, indicó que “como gremio queremos visibilizar ante la opinión pública y parlamentarios que los alimentos vienen del campo y que estamos trabajando para resguardar la seguridad alimentaria, de tal modo que tengamos suficientes alimentos disponibles para la población y a un valor razonable”.  

En el caso de Cristián Muñoz, presidente de HORTACH, la oportunidad de dialogar directamente con los parlamentarios y en especial con el diputado Felipe Camaño, jefe de la banca, “es un privilegio, pues nos permite transmitir directamente las necesidades del sector. En esta ocasión le hemos solicitado generar una instancia en que la televisión estatal cumpla su rol educacional, y realice una divulgación de la forma en que se realiza la agricultura y se producen los alimentos en el campo chileno”. Asimismo, Rodrigo Lavín, director ejecutivo de ADIAC, destacó que “aplaudimos la creación de esta iniciativa en la cámara baja, la que ayudará a visualizar la relevancia de la agricultura para algo tan sencillo como tener alimentos sobre la mesa. Para este fin siempre estaremos disponibles a cooperar desde la experiencia y conocimiento técnico de la cadena productiva”.

Los parlamentarios coincidieron en que la agricultura es un motor del país y tal como sostuvo el diputado independiente, Johannes Kaiser, “dentro de nuestros compromisos está el impedir iniciativas legales que sean nocivas para la agricultura y diseñar políticas que podamos implementar y vayan de la mano de regular al sector agrícola”.

En la misma línea, la legisladora del Maule Paula Labra (ind-RN) afirmó que “el campo alimenta a Chile” y que ella, desde su rol como integrante de la Comisión de Agricultura de la Cámara está empeñada en “darle mayor énfasis a la vida rural y por supuesto preocuparnos de ayudar a nuestros agricultores y la seguridad agroalimentaria en nuestro país”.

Participaron de la actividad los diputados Héctor Barría (DC), Cosme Mellado (PR), Hotuiti Teao (ind-Evópoli), Felipe Camaño (ind-DC), Benjamín Moreno (Republicanos), Johannes Kaiser (ind), Paula Labra (ind-RN), Francisco Pulgar (ind-PDG), Felipe Donoso (UDI) y Joanna Pérez (independiente). Cabe recordar que la Coalición Agroalimentaria de Chile está integrada por la Asociación Gremial Nacional de Productores de Semillas (Anpros); AGV Asociación de Viveros de Chile para especies hortícolas, frutícolas y ornamentales (AGV); Asociación Gremial de Productores y Exportadores de Hortalizas de Chile (Hortach); Asociación Gremial de Distribuidores de Insumos Agrícolas de Chile (ADIAC); Asociación de Productores-Exportadores de Bulbos de Flores de Chile (APEB) y Chilealimentos, que es la Asociación Gremial de alimentos elaborados.

 

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Productores de semillas cuestionan borrador de nueva Constitución

El bloqueo al acceso de tecnologías planteado al no permitir el uso de semillas patentadas impediría contar con herramientas para hacer frente a las condiciones del medioambiente.
 
Un vocero del gremio de productores de semillas de Chile dijo que las normas aprobadas en la Convención Constituyente, referidas a seguridad alimentaria, uso de aguas y restitución de tierras no permitirían que el país avanzara en materia agrícola, en momentos en que las semillas resistentes al cambio climático son necesarias para mantener los resultados de los predios agrícolas.
 

El director ejecutivo de la Asociación Nacional de Productores de Semillas (Anpros), Mario Schindler, dijo en conversación con diario La Tribuna que ‘muchos artículos fueron propuestos y discutidos por algunos convencionales, cinco comisiones distintas propusieron diferentes artículos, todos negativos, no solo para la industria semillera, sino que para la agricultura’. Schindler explicó que ‘se ha planteado transferir la responsabilidad de esta soberanía alimentaria, solamente a los pequeños agricultores y utilizando lo que llaman variedades ancestrales’. El dirigente gremial consideró que lo anterior ‘desde nuestro punto de vista es poco realista y demuestra un desconocimiento profundo de la realidad de la agricultura de Chile, el cargarle a los pequeños agricultores y a las variedades ancestrales la responsabilidad de alimentar a Chile’. ‘En Chile, todos los agricultores que forman parte de nuestra realidad rural y todas las semillas, ya sean las agrícolas responsables de la gran mayoría de la alimentación de Chile o las que se usan en la agricultura ancestral son importantes’, indicó el vocero de Anpros.

SOLUCIONES AGRÍCOLAS RETROCEDERÁN DE APROBARSE EL TEXTO

Mario Schindler consideró que ‘tecnologías como los transgénicos no se pueden prohibir por Constitución, para eso están los legisladores, pero prohibir tecnologías que se están usando en muchos países y que son variedades capaces de combatir el cambio climático nos parece poco razonable’.

Sobre el derogar la propiedad intelectual sobre las semillas de uso agrícola, el director ejecutivo de la Asociación Nacional de Productores de Semillas agregó que dicha medida planteada en el texto ‘sería cerrarle la puerta a la mejora genética de variedades que solucionen los desafíos de la agricultura actual, con el desplazamiento de las fronteras agrícolas, nuevas plagas y el esfuerzo de producir más alimentos para una población creciente con menos recursos y menos agua’. ‘Nosotros expusimos nuestros temas de manera clara y transparente en la Convención, en diferentes instancias y actualmente no tenemos ningún problema con los artículos que quedaron en el texto’, dijo el vocero de Anpros. Schindler criticó, a pesar de lo anterior, que ‘en las normas transitorias se están tratando de meter, de manera irregular, todos los conceptos que fueron rechazados en su momento por la propia convención y eso nos parece inaceptable’.

‘Prohibir semilleros transgénicos o el registro de vegetales es prohibir todo tipo de propiedad intelectual en Chile y es lo peor que puede hacer un país que quiere progresar en agricultura’, explicó el presidente de la Asociación Nacional de Productores de Semillas.

El director ejecutivo de Anpros expresó también su preocupación sobre ‘la expropiación de los derechos de agua a los agricultores que los tengan actualmente y una administración de una Junta Nacional o Agencia Nacional de Aguas que genera una incertidumbre mayor respecto a lo que va a pasar con este recurso’. ‘Sin agua no hay alimentos y afecta de manera transversal a toda la agricultura y sociedad, tampoco sabemos qué pasara con las tierras con todos los artículos vinculados a la restitución de tierras, expresó Mario Schindler. El vocero de los productores de semillas indicó que estas condiciones ‘van en contra de la iniciativa privada y si sumamos todos estos elementos se ve que conspiran en contra de la producción, la generación de empleos, las exportaciones y la producción de alimentos para la población’.

CONSIDERAN QUE PROYECTO CONSTITUCIONAL PROHÍBE EL PROGRESO

‘La sinergia negativa de todos estos factores empeoran el panorama. Por lo demás una Constitución no puede bloquear el acceso a tecnologías que el día de mañana pueden ser la solución para resolver ciertos problemas’, expuso Schindler. El dirigente de Anpros aclaró que ‘para eso existe un poder legislativo que legislará como corresponda para regular el uso de determinadas tecnologías, sin negar el acceso a esta, cosa que nos parece de la máxima gravedad’.

El director ejecutivo de la Asociación Nacional de Productores de Semillas explicó que ‘si algún día existe un trigo con mayor eficiencia en el uso del recurso hídrico, que sea transgénico, obviamente será una tecnología importante que podría resolver problemas importantes de productividad de alimentos en Chile’. ‘Estas tecnologías no solo responden al cambio climático, sino que a diferentes desafíos de la producción hoy, y si se bloquea el acceso a tecnologías y a recursos que nos permitan producir, desde la constitución el resultado de eso no puede ser otro que algo muy negativo y el retroceso peligroso en el bienestar de sus ciudadanos’, declaró el dirigente del gremio.

Fuente: Diario La Tribuna -utor: Jorge Guzmán B.-

Mario Schindler: "Para producir más con menos el mejoramiento de semillas es fundamental"

Mario Schindler: “Para producir más con menos el mejoramiento de semillas es fundamental”

Apenas una semana después de haber sido designado como futuro ministro de Agricultura, en ANPROS tuvimos la oportunidad de conversar directamente con Esteban Valenzuela, y agradecemos la disposición que tuvo para reunirse con nosotros, tan pronto, en un webinar. Junto a él y diversos representantes del mundo rural, pudimos revisar los desafíos del sector a […]

penas una semana después de haber sido designado como futuro ministro de Agricultura, en ANPROS tuvimos la oportunidad de conversar directamente con Esteban Valenzuela, y agradecemos la disposición que tuvo para reunirse con nosotros, tan pronto, en un webinar. Junto a él y diversos representantes del mundo rural, pudimos revisar los desafíos del sector a partir de marzo.

No le escondimos nada. Le dijimos abiertamente que los productores de semillas, origen de al menos el 98% de los alimentos que se producen en el país, estamos profundamente preocupados por el futuro no sólo de nuestro sector, sino de la agricultura en general.

El origen de esta preocupación es evidente. En los últimos días, la Convención Constitucional ha aprobado una serie de normas que son francamente perjudiciales para el desarrollo de la actividad semillera y para la producción de alimentos. De prosperar estas propuestas, las más afectadas serán las personas, las familias y las comunidades, que se encontrarán con alimentos más escasos, menos diversos, de menor calidad nutricional y derechamente más caros, al provenir de cultivos más propensos a enfermedades y al cambio climático.

Desde nuestra mirada, las normas 113-5 sobre soberanía alimentaria y la 521-5, que garantiza la protección de las semillas como patrimonio natural vivo, ambas aprobadas en general en la Comisión de Medio Ambiente, generan al menos cinco graves riesgos para el derecho a la alimentación.

El primero es establecer que solo campesinos, recolectores artesanales y los pertenecientes a pueblos originarios serán los “actores esenciales” de la producción de alimentos en el país, dejando fuera de esta categoría a cientos de miles de agricultores del país que contabilizó el Censo 2007. Un impacto directo en la producción de alimentos, el empleo y la forma de vida de miles de familias.

Un segundo riesgo es definir que el objetivo de la agricultura será “la producción de alimentos para el consumo interno”. Esta restricción implica alejarse radicalmente de lo señalado por organismos internacionales como la FAO, que apuntan al derecho de las personas a acceder a una alimentación segura, nutritiva y en cantidad suficiente, para satisfacer sus requerimientos nutricionales y preferencias alimentarias. Esto implica, necesariamente, una política de fronteras abiertas, donde el intercambio comercial es crucial para abordar estas necesidades y los desafíos que la crisis climática plantea a nivel global.

Mario Schindler: "Para producir más con menos el mejoramiento de semillas es fundamental"

En tercer lugar, está el transformar todas las semillas en patrimonio común, poniendo fin a la propiedad privada y a cualquier forma de propiedad intelectual, lo que elimina cualquier incentivo para desarrollar nuevas variedades en Chile y limita el acceso a las mejores variedades desarrolladas en todo el mundo.

La tarea hoy es producir más con menos y el mejoramiento vegetal es fundamental para el desarrollo permanente de cultivos con mayor rendimiento, que se adapten a la crisis climática y que resistan enfermedades y plagas. Un ejemplo claro es el del trigo, que con 220 mil hectáreas cuenta con la mayor área de cultivos en Chile: en 1980 tenía un rendimiento de 1.700 kilogramos por hectárea y hoy de 6.200 kilogramos.

Un cuarto riesgo es doble, al entregar al Estado el control total de las técnicas de fitomejoramiento y al cerrar constitucionalmente las fronteras a la importación de avances tecnológicos en materia alimentaria. La revolución del conocimiento y los cambios que está experimentando la producción de alimentos en todo el mundo, a través del desarrollo tecnológico, son quizás la mayor esperanza para garantizar que las naciones del planeta podrán derrotar el hambre, incluso en un contexto de crisis climática.

Por último, propuestas como las de establecer “un mínimo de al menos doce kilómetros de distancia entre un cultivo que utilice sustancias químicas sintéticas y una población humana o un cultivo de semillas limpias”, obviando incluso esta última cuestionable definición, hace prácticamente imposible la agricultura, fruticultura, ganadería y otras formas de producción de alimentos en el país, pues todas ellas, de una u otra forma, utilizan fertilizantes, productos fitosanitarios y muchos otros productos.

Los riesgos no son sentencias, es cierto, y aún restan algunas semanas de debate en la Convención Constitucional. Sin embargo, creemos que es urgente que las palabras del futuro ministro Esteban Valenzuela, al señalarnos que él apostará por una agricultura del “y”, en que es posible la coexistencia entre las diversas formas de desarrollo, ancestrales y modernas, sean lo suficientemente potentes para equilibrar el debate en su tramo final. Para eso será fundamental también que se concrete pronto su anuncio de una nueva convocatoria a una mesa de semillas, que permita, tal como en el pasado reciente, en gobiernos de diverso color político, un diálogo técnico, reposado y con cable a tierra con el mundo rural.

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El Derecho a la Alimentación en riesgo: Cinco razones

En los últimos días, la comisión de Medio Ambiente de la Convención Constitucional ha aprobado una serie de normas que apuntan a la agricultura, directa o indirectamente, abordando materias como el derecho de propiedad, acceso al agua, modelo económico, etc.

 Dos de estas normas son directamente perjudiciales para el desarrollo de la actividad semillera y para la producción de alimentos:

  1. 113-5 Sobre Soberanía Alimentaria.
  2. 521-5 Sobre la protección de las semillas como patrimonio natural vivo y que incorpora la figura del guardador/guardadora, curador/curadora de semillas.

De prosperar estas normas, las más perjudicadas, además de la agricultura en general, serán las personas, la ciudadanía, pues sus consecuencias serán alimentos más escasos, menos diversos, de menor calidad nutricional, con cultivos más propensos a enfermedades y al cambio climático, y por consiguiente alimentos más caros.

¿POR QUÉ? CINCO RAZONES POR LAS QUE SON UN RIESGO PARA LA SEGURIDAD ALIMENTARIA Y EL DERECHO A LA ALIMENTACIÓN:

  1. UNA AGRICULTURA SIN AGRICULTORES.

 El artículo 2 de la Norma 113-5 establece que sólo los agricultores artesanales y los pertenecientes a pueblos originarios serán los “actores esenciales” de la producción de alimentos en el país. Ellos serán reconocidos por el Estado a la hora de generar apoyos, regulaciones y acceso a tecnología. Por el contrario, todos los demás productores, gran parte de los 300 mil agricultores del país que contabilizó el Censo 2007, serán por definición “no esenciales”.

Excluir arbitrariamente a un grupo mayoritario de actores del mundo rural tendría gravísimas consecuencias para la seguridad alimentaria del país y el empleo, no sólo por el golpe dramático que se daría a la fuerza productiva, sino también por borrar del mapa a cerca del 97% de la superficie cultivable del territorio nacional.

 

  1. CIERRE DE FRONTERAS AL LIBRE INTERCAMBIO DE ALIMENTOS.

 El primer inciso de la norma 113-5 define que el país deberá pasar a una etapa en que el objetivo de la agricultura es “la producción de alimentos para el consumo interno”, como parte esencial de la “soberanía alimentaria”.

Pese a que es un artículo que puede parecer benigno, implica un desastroso escenario, pues se aleja diametralmente de los objetivos diseñados por los organismos internacionales, como la FAO, en que se apunta que la meta de los países debe ser la seguridad alimentaria: El derecho de las personas a acceder a una alimentación segura, nutritiva y en cantidad suficiente, para satisfacer sus requerimientos nutricionales y preferencias alimentarias, permitiéndoles una vida activa y saludable.

En un mundo globalizado, con desafíos comunes y en que la crisis climática afecta a cada rincón del planeta, es indudable que esa seguridad alimentaria plantea una interdependencia, en que las fronteras abiertas y el intercambio comercial entre los países son también fundamentales para la seguridad alimentaria. 

 

  1. FIN AL MEJORAMIENTO DE SEMILLAS.

 Transformar a todas las semillas en patrimonio común, poniendo fin a la propiedad intelectual que implica su mejoramiento, es la principal amenaza a la seguridad alimentaria del país, pues se eliminará un incentivo fundamental para el desarrollo permanente de cultivos con mayor rendimiento, que se adaptan a la crisis climática y que resisten enfermedades y plagas. Eliminar esta tarea como una actividad comercial, sólo perjudicará a la ciudadanía.

El artículo 11 de la norma 113-5 señala que “el Estado protegerá y reconocerá como patrimonio inapropiable de los pueblos, las semillas y todo material de propagación, ya que su existencia y diversidad son la base de la alimentación del país” y que “queda prohibida cualquier forma de privatización de semillas, material vegetal de propagación, animales y otras formas de vida, incluidos los procesos vitales, los componentes y estructuras celulares, genéticas y químicas de ellas”.

En la misma dirección apunta el artículo 1 de la norma 521-5, que señala que “el Estado de Chile reconoce la semilla libre de intervención como patrimonio de la humanidad y patrimonio cultural vivo. Perteneciente a los pueblos, campesinos y personas naturales rurales y urbanas que las utilicen con cualquier finalidad no relacionada con intervenciones y privatizaciones o patentaciones”.

No son las semillas lo que se expropia, sino que el trabajo de los productores de semillas para poder mejorarlas, a través del fitomejoramiento, para hacerlas más resistentes a enfermedades o plagas, adaptarlas al cambio climático, a la crisis hídrica y mejorar su rendimiento. Por ejemplo, el trigo, que con 220 mil hectáreas es el que cuenta con la mayor área de cultivos en Chile, en 1980 tenía un rendimiento de 1.700 Kg por hectárea y hoy es de 6.200 Kg por hectárea.

 

  1. APAGÓN TECNOLÓGICO EN EL SIGLO 21.

 La revolución del conocimiento y los cambios que está experimentando la producción de alimentos en todo el mundo, a través del desarrollo tecnológico, son quizás la mayor esperanza para garantizar que las naciones del planeta podrán derrotar el hambre, incluso en un contexto de crisis climática, de responsabilidad de la propia humanidad.

Pues bien, una serie de medidas incluidas en las normas 113-5 y 521-5 apuntan en la dirección contraria: Control del Estado a las técnicas de fitomejoramiento y el cierre de fronteras con sello constitucional a la importación de avances tecnológicos en materia alimentaria.

La regulación en base al miedo, a los temores, sólo perjudicará a la ciudadanía.

Por el contrario, el Estado debería promover la coexistencia, en que garantiza la preservación de las variedades ancestrales de semillas, como una forma de proteger un patrimonio cultural e histórico del país, y al mismo tiempo velar por potenciar la investigación científica, el desarrollo tecnológico y el acceso a todos los insumos productivos que permitan, de manera sustentable, respetuosa del medioambiente y en coexistencia con los saberes y métodos ancestrales de producción, garantizar la seguridad alimentaria de los habitantes del país.

 

  1. EL EXILIO TERRITORIAL DE LA AGRICULTURA MODERNA.

 El inciso segundo del artículo 3 de la norma 521-5 señala que “se establecerá un mínimo de al menos doce kilómetros de distancia entre un cultivo que utilice sustancias químicas sintéticas y una población humana o un cultivo de semillas limpias”.

Esta norma hace prácticamente impracticable la agricultura, fruticultura, ganadería y otras formas de producción de alimentos en el país, pues todas ellas, de una u otra forma, utilizan fertilizantes, productos fitosanitarios y muchos otros estimulantes foliares, de origen químico sintético. Si se pusiera en práctica esta nueva geografía agrícola, el suelo cultivable con técnicas modernas de producción pasaría a ser cercano a cero. Sería exiliar a los agricultores, criminalizar la actividad y ponerles un cartel de indeseables.

Por el contrario, el Estado debe asegurar la seguridad sanitaria de los habitantes del país, garantizando que esa producción cumple con todas las medidas de seguridad para la población, los trabajadores y el consumidor, incluyendo los cultivos con semillas de variedades tradicionales, que también utilizan productos controladores de plagas, como las larvas de polillas en Arica.

NO PERDAMOS LA OPORTUNIDAD DE FORTALECER EL DERECHO A LA ALIMENTACIÓN

Es necesario poner una voz de alerta, de atención. Chile necesita una agricultura capaz de sortear los desafíos del siglo 21 y seguir aportando a al desarrollo del país, a la alimentación de sus habitantes y especialmente dar un impulso al mundo rural. No desperdiciemos la oportunidad de sentar las bases del desarrollo de la agricultura, la protección del medio ambiente y los ecosistemas, así como del rescate a nuestro patrimonio fitogenético, a través de una Constitución que lo reconoce, lo potencia y entrega una hoja de ruta para su protección. Chile se lo merece.

Iniciativa de Norma Constitucional arriesga la producción de alimentos, según productores

La medida apunta a que los pequeños y medianos agricultores nacionales entreguen la seguridad alimentaria al país, desincentivando a los grandes productores, argumentan representantes del agro.

 

 

 

Dirigentes de gremios agrícolas dijeron que el proyecto presentado por la Convención Constituyente, que eliminaría la propiedad intelectual en el desarrollo y mejoramiento de semillas cambiaría la forma de hacer agricultura como se conoce hoy y que arriesgaría la seguridad alimentaria nacional, además del modelo económico que ha permitido el desarrollo de la industria en el país.  

El director Ejecutivo de la Asociación Nacional de Productores de Semillas de Chile (Anpros), Mario Schindler, dijo a diario La Tribuna que “las normas como están presentadas y como están escritas destruyen la actividad semillera en Chile y la semilla es el insumo más importante y el primer insumo de la cadena de valor de producción agrícola, se requiere en todos los cultivos anuales, se requiere en las hortalizas y praderas, por lo que al destruir la actividad semillera en Chile también se impacta la actividad agrícola y agropecuaria chilena en general”. Además de lo anterior, Schindler dijo la norma “pone como eje central de la soberanía alimentaria a campesinos, pescadores y recolectores artesanales entre otros, dejando fuera a un porcentaje muy alto de los agricultores chilenos y un porcentaje muy alto de la superficie agrícola chilena, desconociendo la importancia de los pequeños y medianos agricultores nacionales, que están enlazados en cadenas productivas con la agroindustria y que son parte importante de la seguridad alimentaria en Chile y que no estarían considerados en esta norma, por lo que estarían excluidos de los beneficios tributarios, de subsidios, desarrollos tecnológicos y de investigación, dejando a su vez en los hombros de los pequeños agricultores y de la agricultura familiar campesina, la pesada carga de generar los alimentos que necesitamos todos los chilenos”.

MEDIDA DESINCENTIVARÍA LA AGRICULTURA NACIONAL

Schindler agregó que la iniciativa “afecta a toda la cadena de valores, partiendo por los agricultores, que lograron tener alrededor de 60 mil hectáreas de semillas para semilleros en Chile, con una generación de 70 mil puestos de trabajo directos y otros muchos miles de trabajos indirectos en una agricultura como lo es la de semilla, con contratos, asistencia técnica permanente y financiamiento, características que le agregan valor a esta alternativa de producción agrícola chilena, que desaparecería, porque de acuerdo a las nuevas normas, sería el Estado el que se haría cargo de los modelos productivos, estableciendo qué se produce, dónde y cómo, estableciendo además los modelos de comercialización y con una intervención del Estado en la fijación de precios, desincentivando la inversión y arriesgando hacer desaparecer la propiedad intelectual, que es la base del estímulo a la inversión, tanto por parte de investigadores chilenos y fitomejoradores extranjeros que han permitido que la población chilena tenga acceso a una buena alimentación, cosa que nos parece injusta y riesgosa”.

El director ejecutivo de Chilebio, asociación gremial que agrupa a las compañías desarrolladoras de biotecnología agrícola que se dedican al desarrollo, producción y comercialización de productos basados en la mejora genética de semillas, Miguel Ángel Sánchez, dijo a diario La Tribuna que “esta es una iniciativa disruptiva para la agricultura chilena, que propone cambiar la forma de hacer agricultura en el país, privilegiando a los pequeños agricultores bajo el supuesto de que la mayor cantidad de alimentos los producen ellos, lo cual no es real, y establece que será el Estado el que defina qué se produce, cómo se produce y para quién se produce, definiendo el Estado también el precio de los alimentos quitándoles la libertad a nuestros productores de decidir qué producir, según sus preferencias para conseguir un mayor bienestar social y económico, poniendo en riesgo además los productos que nuestro país comercializa al extranjero como nuestros vinos, semillas y fruta fresca”.

IPN CONSEGUIRÍA EL EFECTO CONTRARIO AL QUE BUSCA PARA EL PAÍS     

El presidente de la Sociedad Agrícola de Biobío (Socabio), José Miguel Stegmeier, dijo a diario La Tribuna que “esta iniciativa es totalmente absurda, ya que significaría destruir a nuestra agricultura y consiguientemente, generaría una tremenda escasez de alimentos de producción nacional, esto porque la economía silvoagropecuaria, para avanzar en un desarrollo sostenible, depende de las exportaciones para que los productores puedan tener espacios para crecer y así rentabilizar sus operaciones. Hoy no se puede entender el desarrollo humano y su mayor bienestar, aislando a los países de las otras naciones, ya que esas experiencias en el pasado, sólo lograron empobrecer a las naciones e hicieron sufrir incluso de hambre a gran parte de su población. Una iniciativa como esta, además inhibiría el desarrollo tecnológico y los necesarios mejoramientos genéticos de nuevas variedades de semillas, impidiendo, por ejemplo,  adaptar los futuros cultivos a las nuevas condiciones que está generando el cambio climático”. A lo anterior, el vocero de Socabio agregó que “no puedo entender que exista una propuesta de esta naturaleza y la única explicación posible es que nace desde una ignorancia supina, ya que demuestra ir exactamente en el sentido contrario a lo que precisamente pretende conseguir, que es asegurar la alimentación de todos los chilenos. Igualmente, pretender iniciar una dinámica de regulación de los precios, lo único que lograría sería generar severas distorsiones, incluso con el riesgo de agudos desabastecimientos de alimentos, mercado negro y otros desastres, tal como ocurre en Cuba o Venezuela”.

Fuente: La Tribuna