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Economía circular: más que una tendencia, una realidad para la agricultura chilena

El sector agroalimentario enfrenta el desafío de aumentar su productividad de manera sustentable para alimentar a una población creciente, haciendo uso eficiente de recursos naturales y contribuyendo positivamente al medio ambiente y la sociedad. Además, debe dar respuesta a consumidores más exigentes e interesados en productos producidos y elaborados en forma sostenible. Ver artículo completo aquí 

La Economía Circular (EC) surge como herramienta que puede contribuir a abordar los desafíos, definiéndose como un sistema que busca maximizar la utilidad y el valor de los productos, componentes y materias primas en todo momento. El concepto fue concebido con la intención de promover un planeta que no genere ningún residuo y que, por el contrario, construya un ciclo virtuoso, donde los recursos naturales y materiales no se agotan, sino que son reciclados, valorizados y reutilizados con el fin de optimizar su utilidad y minimizar los riesgos del sistema.

En palabras simples, es un modelo de diseño, producción y consumo que busca que los recursos sigan generando valor, reduciendo al mínimo los residuos.
El modelo EC construye capital económico, ambiental y social. En lo ambiental, el mejor uso de recursos implica menor presión al medio ambiente reduciendo significativamente las emisiones de Gases de Efecto Invernadero. En lo económico, hay un ahorro por eficiencia de uso de insumos, como asimismo nuevos ingresos por la valorización de nuevos productos (energía, nuevos alimentos); y finalmente, desde el punto de vista social, genera nuevos empleos y mayores riquezas.

Diagnóstico de EC en la agricultura

El Ministerio de Agricultura de Chile a través de ODEPA, y en conjunto con la UC Davis, analizó experiencias internacionales e iniciativas que se están desarrollando en Chile, con el objetivo de buscar oportunidades y desafíos. Además, se trata de generar un espacio de discusión y de propuestas colaborativas, como punto
de partida para avanzar.

El estudio hace una revisión de antecedentes, complementada con entrevistas a expertos y talleres con panelistas públicos y privados, y logra dos resultados muy relevantes:

(1) sistematizar información vinculada a la EC en el sector agroalimentario nacional e internacional e,

(2) iniciar un proceso para formar una red de actores para continuar trabajando.

El análisis de las experiencias en 12 países, entre ellos Portugal, Francia, Alemania, Uruguay, Canadá, China y Nueva Zelanda, permitió visualizar que la transición hacia una EC debe ser un proceso gradual y requiere compromiso de diferentes sectores para construir una agenda común.

Además, permitió apreciar el atractivo valor que tiene el concepto, con alta capacidad de convocatoria visualizándose como una propuesta de valor muy atractiva donde diversos actores pueden tomar un rol activo y participativo.

La información primaria y secundaria de Chile identificó 230 iniciativas vinculadas a EC, la mayoría apuntando a acciones en la etapa de producción y procesamiento de la cadena de valor, las que están identificadas a nivel de todos los principios de circularidad:

(1) Planificar para aprovechamiento
óptimo de recursos,

(2) Maximizar la utilidad de los materiales
en todo momento y

(3) Preservar y mejorar el capital natural.

Además, evidenció que las nuevas exigencias de los mercados y los desafíos del cambio climático han incrementado la preocupación por promover una gestión más sustentable.

Los resultados se ubican principalmente en torno al principio de revalorizar residuos (lodos y purines para enmiendas, residuos para generar energía, reciclar, entre otros), y del principio de reducir (uso de insumos, eficiencia en uso del agua, energía, los agroquímicos).

Para la agricultura, y agroindustria, la EC plantea la oportunidad para el surgimiento de nuevas líneas de negocios haciendo más eficiente el uso de residuos y subproductos, fomentar la regeneración de suelos y el capital natural y promover el desarrollo territorial.

El estudio concluye proponiendo el desarrollo de un “Programa de EC para sector agroalimentario” que permita vincular a actores claves, definir una gobernanza y áreas de trabajo, entre otros, enmarcándose en pocos focos de acción. Ver artículo completo aquí 

 

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