El presidente de ANPROS destacó el rol estratégico de la industria semillera en Chile, su impacto en la seguridad alimentaria mundial y los desafíos del sector frente a la demanda global, la competencia regional y la escasez de mano de obra.
En entrevista con el programa Economía de Radio La Discusión, el presidente de ANPROS, Eduardo de la Sotta, abordó la importancia de la industria semillera en Chile y su aporte a la agricultura global.
El también fundador de Curimapu, empresa que cumple 30 años en el rubro, explicó que la producción de semillas bajo contrato ofrece a los agricultores estabilidad, asesoría técnica y un precio garantizado, convirtiéndose en una alternativa competitiva frente a otros cultivos de mayor riesgo.
Destacó que Ñuble es la segunda región productora de semillas del país, aunque muchas exportaciones se registran desde otras zonas, lo que invisibiliza su real aporte al mercado. Además, subrayó la necesidad de diversificación de cultivos como estrategia de resiliencia ante cambios de la demanda, recordando lo ocurrido con el maíz y el girasol tras el conflicto entre Rusia y Ucrania.
De la Sotta también advirtió sobre la escasez de mano de obra agrícola en Chile, un desafío que afecta la competitividad frente a países como Perú, donde el agro cuenta con ventajas tributarias y disponibilidad laboral.
Finalmente, recalcó el rol de ANPROS en la asociatividad del sector y reafirmó que la semilla es el punto de partida de toda producción agrícola, clave para el futuro de la seguridad alimentaria.
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